sábado, 27 de junio de 2009

La pasión de Pedro

Pedro es habilidoso con las manos pero más habilidoso vendiendo. Cuando se enamoró de María, hicieron planes para vivir juntos. Entusiasmado, se puso a pensar cómo ganar dinero para concretar ese proyecto.

Conoció a Luis que se dedicaba a la fabricación manual de esponjas de alambre y se ofreció para venderlas.

En poco tiempo Luis no pudo fabricar todas las esponjas que Pedro vendía y éste recurrió a otro fabricante. Las cosas anduvieron tan bien que tuvo que seguir incorporando más fabricantes de esponjas.

Pedro y María se casaron, la fiesta fue muy sencilla, la luna de miel sólo duró un par de días porque él estaba muy interesado en volver al trabajo.

Nadie sabía que lo que Pedro compraba a $ 1.- lo vendía en $ 4.- Esta enorme diferencia le permitió comprar máquinas para que sus proveedores pudieran entregarle más esponjas por el mismo precio.

Desde que incorporó las máquinas, cada esponja pasó a costarle la mitad pero las seguía vendiendo a $ 4.- Las ganancias de Pedro crecían y crecían, mientras que los fabricantes seguían conformes ganando lo mismo.

Si alguien hubiera enterado a los fabricantes de cuán grandes eran las ganancias de Pedro, aquel estado de conformidad se habría transformado rápidamente en furia. Quizá esa furia los hubiera llevado a no venderle más esponjas a Pedro, aunque esto les significara quedarse sin ingresos.

El cerebro humano es tan deficiente que no es capaz de entenderse a sí mismo.

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9 comentarios:

Sandra dijo...

Estoy segura que para poder vivir bien hay que hablar bien.

Ricky dijo...

Acá se está hablando de la plusvalía sin mencionarla.

Ernestina Cal dijo...

Algo que me pregunto es sobre quién es el responsable o culpable de que los proveedores no sepan el real valor de lo que producen.

Virulana dijo...

No sé cómo, pero me gustaría formar parte de la pasión de Pedro!

María dijo...

Lo malo que tienen las pasiones como la de Pedro es que no le dejan espacio a otra pasión.

Rubén dijo...

Los fabricantes no pueden darse el lujo de ignorar el precio de su mercancía en el mercado.

Elba dijo...

Los fabricantes tendrían que vender las esponjas más caras, nada más.

la esponja dijo...

Siento que no me valoran.

Guzmán dijo...

En cualquier momento aparece un fulano que las importa a la mitad de lo que las fabrica Luis y las vende tres veces más baratas que Pedro. Y así es como Luis y Pedro tendrán que cambiar de rubro.