domingo, 23 de mayo de 2010

La mujer de Juan Pérez

Casi todos los seres vivos (vegetales incluidos), somos territoriales en el sentido de que hacemos cosas para apoderarnos del territorio donde encontramos lo que necesitamos para vivir.

Los más territoriales son los vegetales porque echan raíces y se apoderan fuertemente de la tierra.

Los animales hacemos cuevas, edificios, túneles y expulsamos violentamente a los invasores.

Cuanto más grande es el animal, más dificultades tiene para apoderarse de una parcela de terreno y la pequeñez llega a convertirlos en invisibles e imbatibles.

Hasta acá estoy comentando ideas que se oponen al sentido común.

Según este, los vegetales no son tan posesivos como los animales, aunque la realidad demuestra lo contrario; y —según el sentido común— los animales son más poderosos si tienen mayor tamaño, olvidándose de que los microorganismos son casi invencibles.

Por lo tanto, el animal humano es tan territorial como cualquier otro vegetal o animal, y aplica sus propios modos de lograr su objetivo.

En nuestra psiquis, se procesan los pensamientos que terminan generando acciones.

Nuestra psiquis repite sistemáticamente ciertos modelos de conducta, aunque superficialmente parezcan diferentes.

Me explico mejor:

Necesitamos territorios para establecernos, construir una casa que nos abrigue y proteja, y lugares donde sembrar alimentos, cursos de agua donde obtener ese elemento esencial, vientos que renueven el aire.

La repetición de ciertos modelos de conducta, nos lleva a suponer que las mujeres también son territorios, porque en ellas el varón siembra su semen para cosechar hijos, que luego lo ayudarán en los trabajos y además trasmitirán su apellido, gratificándolo así con una fantasía de inmortalidad.

Las mujeres desean formar parte del patrimonio del hombre que aman y aman al hombre capaz de incorporarlas a su patrimonio.

Esto las convierte en objetos (cosas), pero eso les importa menos.

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11 comentarios:

Clarisa dijo...

Por qué no pensar también que la mujer es para el hombre, un territorio en el que desea afincarse?

Margarita dijo...

No sé Clarisa, nunca vi un hombre que firmara Fulano de Zutana.

Paty dijo...

Lo que ud dice que necesitamos está bien, pero entre mis amistades no tengo a nadie todavía que haya construído una casa, siembre alimentos y tenga cursos de agua. Creo que tengo un tío que vive Santa clara pero se dedica a las vaquitas.

Celina dijo...

La enredadera de casa es muy territorial pero nosotros siempre la dejamos por fuera.

María dijo...

Con razón mi novio siempre me dice que soy una cosa bonita...

Filisbino dijo...

Hubo generaciones anteriores de mujeres que gastaron mucho eso de la bronca por ser mujeres-objeto, y no querer ser mujeres-objeto. No las critico, seguro que así se sentían, pero ahora eso ya no convence mucho. En realidad todo ser que busca convertirse en objeto, genera un enorme protagonismo. Eso les ha quitado credibilidad.

Lucas dijo...

Las mujeres desean adueñarse del patrimonio que aman.

Simone dijo...

Los hombres no valen por lo que son, sino por que nos tienen.

Sarita dijo...

No es necesario que aclare que está comentando ideas que se oponen al sentido común. Nosotros ya lo conocemos, doc.

Marcia dijo...

Conocí a un desubicado que quiere incorporarme a su patrimonio intangible!

la cigüeña dijo...

Los hijos que "ayudarán en los trabajos" ya se dejaron de fabricar.