martes, 11 de mayo de 2010

La verdadera riqueza

Cada vez que alguien dice o escribe sobre la «verdadera riqueza», seguro que se está refiriendo a la espiritual, la intangible, la ideal.

Y por el contrario, cuando alguien se refiere a la «verdadera riqueza», no se está refiriendo a la riqueza material.

Por lo tanto, tenemos una dificultad en cuanto al significado de la palabra «riqueza».

La Real Academia, respetuosa de los usos y costumbres, acepta que la riqueza tanto puede ser de bienes como de cualidades.

El grupo de personas que defiende la existencia de una «verdadera riqueza», está postulando simultáneamente que existe una «falsa riqueza».

Todos sabemos que en este caso se alude a la riqueza material.

Desde mi punto de vista, es un costoso error descuidar la arrogancia que tenemos todos los seres humanos.

Es una de las consecuencias de ser tan vulnerables físicamente y tan vulnerables mentalmente.

La vulnerabilidad mental nos induce a negar la vulnerabilidad física.

Una de los métodos preferidos consiste en elevar imaginariamente el valor de esos rasgos intangibles que nos caracterizan.

Como la ciencia aún no ha logrado avanzar lo suficiente como para descubrir cómo pensamos, sentimos y soñamos, suponemos que estas funciones son cualidades, méritos, distintivos que nos ponen en una categoría superior al resto de los seres vivos.

Luego de imaginarnos como animales tan superiores que hasta algunos afirman que no somos animales —sino seres humanos—, y apoyándonos en la ignorancia sobre algunas funciones (pensar, amar, odiar, soñar), decimos que la «verdadera riqueza» no es la comida, el abrigo, el resguardo, la educación, la diversión, sino que la «verdadera riqueza» está en el espíritu, en el alma.

Esta definición de «riqueza», logra en muchas personas que apliquen su esfuerzo a trabajos que no cuidan el cuerpo sino que cuidan una entidad imaginaria (espíritu, alma, creencias, divinidades, supersticiones).

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11 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah,bueno...!
Esto debe ser la humilde realidad y la sabiduría antigua, un fiasco.
Mireusté

Que sarga er toro, pues

Sandra39 dijo...

La educación y la diversión, para mí forman parte de la riqueza espiritual.

Luis dijo...

No me parece que haya contradicción entre un tipo de riqueza y otra. Ambas son importantes y en buena medida interdependientes.

Marina dijo...

Sobre la salud se edifica todo lo demás. Pero como para todo, siempre hay excepciones. Muchas personas con graves patologías logran ser felices y hacer felices a otros.

Nélida dijo...

La riqueza material no garantiza nada, mientras que la riqueza espiritual siempre nos ayuda a vivir.

Miguel dijo...

Mi perro piensa, siente y sueña. Además él es mi amo (le aseguro que eso es algo terrible).

Dorotea dijo...

Después de todas las desgracias que azotaron a mi familia, mi madre no habría sobrevivido si no se hubiera apoyado en su fe en Dios.

Evaristo dijo...

Parecería que hay una diferencia crucial entre nosotros y el resto de los animales, aunque sea difícil definirla.

Marcia dijo...

Amar con el estómago vacío me resulta imposible.

Elbio dijo...

Es curioso, los milagros que se adjudican a Jesús en el Nuevo Testamento se refieren a situaciones tangibles. Convertir un alma pecadora en un alma pura, no formaba parte de esos milagros. Los cristianos afirman que esa tarea corresponde a cada persona, porque ante todo Dios respeta nuestra libertad.
Al día de hoy, nos encontramos con la dificultad de definir y acotar el concepto de libertad. Para muchos de nosotros la propuesta cristiana resulta confusa.

Cacho dijo...

Dicen que no tengo categoría; al menos permítame que me sienta superior a un animal!