sábado, 18 de septiembre de 2010

La depresión: enfermedad o estado

¿Cómo puede ser que no me haya dado cuenta antes?

¡Esta situación es desastrosa! La gente que me rodea no me respeta, me desvaloriza, hasta hay quienes se burlan de mí.

He sido muy ingenuo, he caído en mi propia trampa imaginando un mundo ideal, suponiendo que el ser humano es noble, generoso, condescendiente, amable, bienintencionado.

Pero ¡basta! ¡esto se terminó!

Este esclarecimiento me provoca mucha tristeza. Desde que me di cuenta de cómo son las cosas, no tengo ganas de trabajar, he perdido el apetito, me cuesta afeitarme, bañarme, concentrarme.

Mi familia está preocupada porque paso muchas horas durmiendo, hablo poco, a veces me da por llorar y si intentan alentarme, me ponen de mal humor.

Ya me sugirieron consultar al psiquíatra, pero esa idea me ofende, aunque si no me ofendiera, tampoco tendría ganas de levantarme para ir a un sanatorio.

………

El texto anterior describe una forma de pensar que tiene alguien diagnosticado como deprimido.

Nadie sabe qué es la depresión.

Sólo tenemos hipótesis que orientan ciertas técnicas terapéuticas con resultados variados.

Cuando una persona mejora, suponemos que la hipótesis es correcta y cuando no mejora, suponemos que la hipótesis también es correcta, pero que el paciente no respondió al tratamiento como era de esperar.

Entre quienes nos dedicamos a estas dolencias, sabemos de nuestra ignorancia, pero jamás lo confesamos porque nuestros honorarios (ingresos económicos) dependen de que los pacientes crean en nuestro poder curativo.

Por eso, cuando no se curan, la culpa es de ellos. Son los pacientes los que no responden adecuadamente.

Como enfermos, sanos (enfermos potenciales) y profesionales, necesitamos creer que los profesionales sabemos, aceptamos nuestra jactancia por poseer una sabiduría que no es tal.

Mientras tanto, los deprimidos dopan su angustia hasta que la naturaleza los libere de esa carga.

Artículos vinculados:

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La anatomía del valiente

El diagnóstico perfecciona la enfermedad

Vivir o ser vivido

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10 comentarios:

Javier dijo...

La depresión es una enfermedad, en tanto que no permite el desarrollo pleno del ser humano.

Adriana dijo...

Lo que dice a Javier me lleva a pensar que ese es un argumento más para considerar la pobreza como una enfermedad, dado que tampoco permite el desarrollo pleno del ser humano.

Pablo dijo...

A veces uno sostiene durante varios años un estado depresivo y no se da cuenta.

Graciana dijo...

Mucha gente ve al depresivo como un perezoso, una persona falta de carácter, distante o excesivamente sensible.

Paty dijo...

Cuando me deprimo la que se desvaloriza soy yo, pero en ese momento a mí me parece que son los demás.

la gordis dijo...

A mí la depresión me hace comer mucho más.

A.S. dijo...

Estando deprimido permanezco callado, no se me ocurre nada, es como tener un enorme vacío dentro.

Marcos dijo...

La depresión es policausal, pero se ha demostrado que a nivel de la actividad cerebral es notoria la recaptación de un neurotransmisor, la serotonina.

Maribel dijo...

Se puede producir un acostumbramiento a determinado antidepresivo, y en esos casos es necesario probar con otro.

Evaristo dijo...

Es posible que al dormir la angustia se enlentezca la resolución de los problemas.