Creo que podemos confiar en que Jesús existió, aunque la inmaculada concepción no sea fácil de creer.
El Quijote de la Mancha (imagen), también existió, pero como un personaje literario creado por Miguel de Cervantes (1547-1616).
Un personaje menos conocido es Oblómov, protagonista de una novela escrita por el ruso Iván Goncharov (1812-1891).
Tanto Cristo como los personajes mencionados, pasaron a la historia con tal fama, que sus nombres generaron adjetivos (cristiano, quijotesco y oblomovista).
El adjetivo más significativo es «cristiano», porque califica a un conjunto de religiones que agrupan a millones de personas.
Lo «quijotesco» es señalado con menor precisión y refiere a quienes tiene ideas y actitudes tan alocadas como el original.
Por su parte, «oblomovista» se dice a quienes no consideran que trabajar valga la pena, pues esto caracteriza al personaje ruso.
El motivo de este artículo es que las tres grandes figuras del imaginario universal, tienen un fuerte desapego por la riqueza material.
Cristo recomendaba la pobreza.
El Quijote estaba clínicamente loco y su vida era un delirio, pasando de una aventura a otra, sin preocuparse por los bienes materiales.
Oblómov era un joven de la nobleza rusa, totalmente desinteresado en el trabajo, con una actitud que hoy tipificaríamos como enfermo de depresión.
Si la publicidad se nos presenta con gran insistencia diciéndonos que compremos un cierto desinfectante, o que sólo el Tamiflú podrá salvarnos de la gripe H1N1, o que los vehículos marca Volvo están pensados para que los pasajeros viajen cómodos y seguros, es probable que tomemos nota de la recomendación, pero sin influir demasiado en nuestras vidas.
Sin embargo, como los grandes personajes predican con el ejemplo, sus lecciones pasan a formar parte de nuestra personalidad.
En suma: cuando nos identificamos con los grandes personajes, copiamos también su afición a la pobreza.
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13 comentarios:
Me gusta ese retrato del Quijote.
El invierno pasado el Tamiflú se convirtió en un personaje más importante que Mr. Músculo. Creo que hasta terminé copiándolo porque empecé a recorrer hospitales para exterminar los virus.
Y ese Oblómov, tenía afición por la pobreza o la pobreza tenía afición por él. Digo, porque si era un depresivo... de pronto él no era aficionado a nada.
Los grandes personajes predican con el discurso, y con el ejemplo, a veces.
Cuando pensemos en grandes figuras del imaginario universal, no nos olvidemos de los chinos, que son un montón.
Además de perezosos, los oblomovistas son afectos a comer obleas junto con los automovilistas.
(impresentable)
Los grandes personajes pasan a formar parte de nuestra personalidad con más facilidad que los automóviles porque tanto nosotros como ellos, somos personas.
No crea Rita. Un whisky, un automóvil, una crema para la cara, un club de fútbol, etc, se pegan a nuestra personalidad como tentáculos.
Si los grandes predicaran con el ejemplo, sus lecciones servirían para algo.
Lo que yo veo es que la riqueza material y la riqueza espiritual, no son tan contradictorias. No creo que el espíritu se enaltesca en medio de la pobreza.
NO SOY UN LUCER
Como Chechu, yo me identifico con los ricos y famosos, pero ya no puedo ser bello (y he probado de todo).
buen articulo gracias
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