miércoles, 8 de septiembre de 2010

Un trozo de PBI con Coca-Cola

En la convivencia con otros niños, aprendemos que la torta hay que repartirla bien para que nadie salga perjudicado.

También aprendemos con otros niños, que en los juegos, si alguien gana, alguien pierde.

Otra dura lección tomada en la infancia la recibimos cuando nos damos cuenta que los compañeros más fuertes abusan de los más débiles.

Con estos grandes conceptos (que si alguien gana otro pierde y que no faltan quienes quieran perjudicarnos), llegamos a la vida adulta.

A nivel de economía de mayor tamaño (macro-economía), las cosas son algo diferentes.

En algún momento de nuestras vidas, nos enteramos que el PBI es la suma de la producción de bienes y servicios que se realizan en un país durante un cierto período de tiempo.

También averiguamos que cuando los políticos y medios de comunicación hablan de la torta, están usando una metáfora para referirse al PBI.

Como esto nos remite a lo aprendido en la infancia, suponemos que si alguien se lleva un pedazo más grande del PBI-torta, otro tendrá que conformarse con menos.

A mediano o largo plazo, el PBI siempre crece, y se padece una recesión durante los breves (aunque penosos) períodos en los que el PBI decrece.

El PBI (torta) siempre crece gracias a las ganancias por lo que vendemos a otros países, por las ganancias que genera el consumo entre nosotros (interno) y por las inversiones destinadas a generar mano de obra nacional.

Por otro lado, la convicción de que los poderosos siempre abusan de los débiles, se mantiene por muchas razones.

— Nos gusta pensar que los demás son malos y que nosotros somos buenos;
— Nos gusta creernos eternamente niños o jóvenes (por coquetería y romanticismo);
—Nos alivia descalificar a quienes consiguen y conservan más privilegios que nosotros.

Conclusión: Las nociones infantiles, en la adultez confunden.

Artículo vinculado:

¿Quién tiene lo que me falta?

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5 comentarios:

Efraín dijo...

Estoy de acuerdo con las 3 puntualizaciones que ud hace acerca de las cosas que nos gustan.
De todos modos el crecimiento de la torta no me parece un argumento válido. Es una cuestión de proporciones; la torta se agranda y (en el mejor de los casos) todos llevamos un pedazo más grande, pero las porciones seguirán siendo desiguales.
No se trata que todos lleven el mismo porcentaje; el igualitarismo no hace a la justicia. El problema es que no hay justicia. Se desvalorizan y por lo tanto están mal pagos, trabajos que son esenciales a la comunidad (tal y como nuestra convivencia está planteada en este momento). Hoy por hoy son esenciales los maestros, los policías, los obreros, y todos ellos trabajan mucho y están mal pagos.

Filisbino dijo...

Ocurre que la torta se agranda y algunos comen demás, mientras que otros siguen quedándose sin comer. Se llevan la bandeja vacía y pelean por las migas.

M. Eugenia dijo...

Qué es lo que justifica que algunos consigan y conserven más privilegios que otros?

Gabriela dijo...

Es interesante la pregunta de M. Eugenia. Yo estoy de acuerdo con ud respecto a la no existencia del libre albedrío. Esto significa que algunas personas, por x multiplicidad de factores - que no han elegido, ni han conseguido tras un esfuerzo voluntarioso - consiguen y conservan privilegios. Como los burócratas de la ex-Unión Soviética, para poner un ejemplo de su agrado.
Esto no es justo. Por qué la justicia me parece importante? Porque la injusticia genera rencor y el rencor genera violencia. La violencia nos perjudica a todos, empezando por el que la sufre en carne propia. Esta violencia social se vive desde la infancia y repercute en el psiquismo de los niños. Genera sufrimiento, frustración, subdesarrollo y nuevamente violencia.
Le parecen infantiles mis argumentos?

Sebastián dijo...

Me quedó claro. A nivel de la macro-economía todos ganamos (fenómenos de suma positiva) y nadie nos perjudica.