El dinero es energía laboral acumulada. Tener
energía física es más placentero que sentirnos agotados. Por lo tanto, tener
dinero es tan satisfactorio como sentirnos con energía y no tener dinero es tan
insatisfactorio como sentirnos agotados.
Aunque cada etapa de la vida
tiene sus luces y sus sombras, las mejores suelen ser las anteriores al
presente. Por eso el dicho popular: «Todo tiempo pasado fue mejor».
Me atrevo a asegurar que esto
no es así, aunque reconozco que parece así. Es una ilusión inevitable suponer
que la juventud es mejor que la vejez y que la niñez es mejor que todas ellas.
En condiciones normales, todas
tienen aspectos positivos y aspectos negativos.
En varios artículos he
compartido con ustedes argumentos que intentan fundamentar una ley de hierro
del fenómeno vida: vivir duele (1).
Parece que la naturaleza nos pro-mueve, hace cosas para movernos, consistentes
básicamente en provocarnos dolor que nos empuja y placer que nos atrae. Con
ambos estímulos estamos mal o bien según cuál sea el estímulo que estamos
recibiendo (el doloroso o el placentero).
Si logramos aceptar que el
dinero es una forma de tiempo trabajado, podríamos pensar que, en la vejez, nos
viene muy bien disponer del trabajo que fue ejecutado cuando nuestro cuerpo
tenía más energía, se cansaba menos y se recuperaba con menos horas de reposo.
La vejez es menos penosa con
dinero porque el dinero equivale a energía. Con dinero podemos comprar el
trabajo que a nosotros nos cuesta hacer.
Todos los humanos deseamos
conservar la juventud. Con la energía que indirectamente nos provee el dinero,
(mediante la compra de trabajo ajeno), logramos funcionar como jóvenes.
Cuando nos quejamos de las
desigualdades entre ricos y pobres, en el fondo también nos estamos quejando de
que haya personas con poca energía-dinero (funcionalmente ancianos) y gente con
mucha energía-dinero (funcionalmente jóvenes).
Quizá no sea razonable negar
la comodidad que obtenemos con el dinero, así como sería tonto negar que tener
energía física es más placentero que sentirnos agotados.
Estamos de acuerdo: «el dinero no hace
la felicidad», pero tener energía física es más placentero que el cansancio. Si
gracias al dinero podemos funcionar como si tuviéramos energía física, entonces
tener dinero es más placentero que no tenerlo.
(1) Blog titulado Vivir duele
(Este es el Artículo Nº 2.120)
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