Las
explicaciones de las causas de la desigualdad distributiva de la riqueza, son
en realidad relatos, leyendas, mitos, que integran la sabiduría popular, pero
carentes de indiscutible veracidad.
La pobreza es un problema por varios motivos. Uno
de ellos, quizá el más importante, es que nos molesta a muchos, seamos pobres o
no. Para algunos no es un problema porque no les parece un fenómeno relevante.
Por lo tanto, la pobreza es un problema solo para
quienes nos sentimos molestos con su existencia, seamos o no pobres.
Lo digo de otro modo: no es obligatorio sentirse
mal con que existan personas que no tienen nada junto a otras que tienen
demasiado, así como para muchos no es un problema la existencia de desiertos,
ni de océanos, ni de países con un territorio mínimo y otros con un territorio
enorme, ni tampoco es irritante que existan países súper poblados junto a otros
con muy baja densidad poblacional, ni que existan ejércitos con más cantidad de
efectivos que la población total de algunas naciones y así por el estilo, las
infinitas asimetrías que podamos observar en aspectos tan importantes como son
la belleza, la salud, la inteligencia, la resistencia a la fatiga, las
destrezas deportivas, la perspicacia, la creatividad, el desempeño artístico.
En suma: tenemos alergias específicas pero no somos
alérgicos a todo. Algunas desigualdades nos molestan y a otras no les prestamos
atención.
Precisamente la alergia es una sensibilidad
inexplicable. Quienes intentan disminuir las molestias que provocan solo actúan
por ensayo y error. Si algo da resultado, entonces ese algo podría ser una
solución, pero sin que podamos saber a ciencia cierta por qué hace bien en
tanto no sabemos qué es eso que alivia la alergia.
Como nuestra mente puede sufrir de horror al
vacío, cuando no sabemos algo inventamos una explicación. Esta explicación
tiene un estilo literario similar a un relato, a una leyenda, a un mito: debe
ser verosímil, coherente, incluir datos probadamente conocidos y, sobre todo,
debe ser fácil de comprender para muchas personas para que pueda ser incluido
en la sabiduría popular.
Por ejemplo, no sabemos por qué el dinero se
distribuye de manera tan despareja como la población, la inteligencia, la
fertilidad de las tierras. Como necesitamos saber por qué ocurre eso que tanto
nos irrita a una mayoría, inventamos relatos según los cuales los ricos roban a
los pobres, suponemos que están mal distribuidas las oportunidades, pensamos
que los políticos son corruptos y que abusan de los más débiles (los pobres)
para favorecer a quienes les entregan sustanciosas coimas (los ricos).
Este relato tiene todos los ingredientes necesarios:
es verosímil, coherente, atractivo, emocionante, incluye algunos datos
confirmados, pero es un relato. Si fuera la verdad ya habríamos terminado con
la irritante desigualdad distributiva.
(Este es el Artículo Nº 2.131)
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1 comentario:
Tal vez una de las causas principales es la de que nos creemos los relatos de los poderosos (siempre favorables a ellos mismos), con lo que mantienen su poder.
Desnudar los relatos podría ser la mecánica que ayudaría a generar acciones hacia una distinta relación de poder.
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