De alguna manera, el Papa Francisco I propone
trabajar gratis, o no estamos entendiendo qué quiere decir.
El próximo 25 de febrero de
2014, será presentado en el Vaticano un libro escrito por el cardenal alemán Gerhard Müller
(imagen), titulado: Pobre para los pobres. La
misión de la Iglesia.
El título del libro evoca una de las
primeras declaraciones del flamante papa Francisco I, en
marzo del 2013: "¡Cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!"
Del prólogo, redactado por el Papa, extraigo este
pensamiento suyo: «el
dinero es un "instrumento bueno en sí mismo" pero, si no es ofrecido a los demás, se vuelve
contra el hombre».
Comparto con ustedes unos comentarios:
Es un gran avance que la principal autoridad
moral de los católicos diga expresamente "el dinero es un instrumento bueno en sí mismo".
Como digo, es un
avance, especialmente si tenemos en cuenta dónde están parados los más
espirituales, esto es, repudiando «el vil metal» (como suelen llamarlo).
Otra frase importante: "¡Cómo quisiera una
Iglesia pobre y para los pobres!" No es mucho lo que pueden hacer los
curas sin recursos materiales. Ni los curas ni nadie. Quizá lo que quiso decir
Francisco I es «Cómo quisiera una Iglesia rica (como la que tenemos) para
(empezar a) ayudar a los pobres».
Otra idea valiosa: «si (el dinero) no es ofrecido
a los demás, se vuelve contra el hombre». ¿Estaremos refiriéndonos al mismo ser
humano o él está pensando en algún otra especie? ¿Usted se imagina qué pasaría
si ofreciéramos nuestro dinero? Dependiendo de la fortuna de cada uno,
ingresaríamos en la indigencia en no más de 30 segundos, gracias a lo cual,
pasaríamos a ser los menesterosos que otros tendrían que ayudar.
Imaginemos: Si un partido gobernante, —a quien el
pueblo le pide que haga algo para contener una ola delictiva—, propone la
inmediata evangelización de los encarcelados actuales y también de los que
alguna vez estuvieron presos, ¿cuánto mejoraría la seguridad ciudadana?
Lo que intento decir es que los humanos no somos
generosos por una simple razón: SOMOS DÉBILES, nacemos prematuros, necesitamos
dos décadas para convertirnos en adultos jóvenes. Con esta debilidad congénita,
¿alguien puede pensar seriamente que vamos a ofrecer el dinero que tanto nos
cuesta ganar?
Con este tipo de política, expuesta desde la
máxima autoridad eclesiástica, que llega a muchos millones de fieles (1.214
millones de bautizados en 2011), la Iglesia Católica está patrocinando más
pobreza (¡cada vez tenemos más pobres!), así como el imaginario Ministro de
Seguridad Interior tendría una pésima gestión si solo tratara de persuadir a
los humanos delincuentes que comiencen a portarse mejor.
Las referencias fueron tomadas de INFOBAE del 19-02-14
(Este es el Artículo Nº 2.128)
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