domingo, 9 de febrero de 2014

La Iglesia Católica evita un genocidio


La Iglesia Católica es imprescindible porque los humanos no sabemos organizarnos sin desigualdad en el reparto de la riqueza.

Nos dice el Papa Francisco I en uno de sus mensajes de Cuaresma (febrero de 2014):

«Así, explica Francisco, “la pobreza de Cristo es la mayor riqueza”, y Cristo “nos invita a enriquecernos con esta rica pobreza y pobre riqueza suyas”. Es más, “la riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza”.»

Para que nadie quede sin entender este párrafo, les informo que el mismo integra un texto que se titula La pobrísima riqueza y la riquísima pobreza - A la miseria material se la combate con la caridad, a la moral y a la espiritual con la misericordia. (1)


Como usuario del idioma, me cuesta entender el párrafo entrecomillado. Quizá si yo no fuera ateo lograría una mejor comprensión.

Sin embargo, les comento a quienes sí lo entienden: En general, la Iglesia Católica le hace suaves recomendaciones a los ricos para que regalen un poco más de las fortunas que ganan honradamente y alienta a los pobres para que toleren, sufran, soporten, aguanten.

Si mal no entiendo, la Iglesia Católica les dice a sus creyentes que imiten a Cristo: en su infinita bondad, en la austeridad de su vida, en la resignación ante la injusticia, que incluye dejarse matar en una máquina de tortura (la cruz).

¿Qué logra la Iglesia Católica con esta actitud, que ya lleva varios siglos? Lo que logra con su prédica es apaciguar los ánimos, evitar los estallidos sociales que podrían ocurrir cuando se informa que las 85 personas más ricas del mundo poseen la misma cantidad de recursos materiales que los 3.750 millones de personas más pobres del planeta (es decir, la mitad de la población mundial) (2).

El agua bendita que utilizan en sus ritos parece apagar un incendio inminente, por el cual la minoría más adinerada tendría que perecer descuartizada por una mayoría indignada ante la obscena desigualdad en la distribución de la riqueza.

Una posible explicación de por qué convivimos ricos y pobres sin matarnos, es:

En nuestra especie solo sabemos organizarnos generando fuertes desigualdades en la distribución de la riqueza. Para evitar el genocidio de los ricos a manos de los pobres, la Iglesia Católica, como si fuera una Agencia de Publicidad, se encarga de enfriar los ánimos, por lo cual los ricos le pagan grandes sumas de dinero, cuya aplicación puede observarse en la riqueza fastuosa que vemos en el Vaticano y en casi todas las iglesias del planeta.

Conclusión: si los ricos no mantuvieran económicamente a la Iglesia Católica, serían ajusticiados y no existirían empresas donde ganarnos el pan de cada día.

(1) Ver artículo de ALETEIA

(2) Resumen del informe anual de Oxfam, presentado en la cumbre de Davos llevada a cabo a comienzo de 2014.

(Este es el Artículo Nº 2.119)


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