Los humanos criados en
territorios ricos están predispuestos para el
subdesarrollo económico e intelectual. Los humanos criados en
territorios pobres están predispuestos para el desarrollo económico e
intelectual.
Existe un refrán que enuncia: «La excepción confirma la regla». Es por
esto que algunos dicen: «Si una regla no tiene excepciones, entonces no es una
regla».
Pero, claro, los humanos somos tan confusos, erráticos y discutidores
que no faltará quien diga, y con toda razón, «Hecha la Ley hecha la trampa»,
con lo cual podemos concluir que, si una norma no tiene excepciones, alguien se
ocupará de crearlas (a las excepciones o a las trampas).
Con este prólogo estoy abriendo un paraguas intelectual para presentar
una afirmación de mi cosecha, aunque no sé si soy el primero en pensarla.
Mi norma, regla o Ley dice: «Los territorios ricos gestan humanos pobres
y los territorios pobres gestan humanos ricos».
En América Latina tenemos muchos casos en los que mi Ley se cumple: Los
territorios que tienen yacimientos de minerales valiosos o vegetación exuberante,
son habitados por pueblos pobres, empobrecidos, mediocres, indolentes,
haraganes, apáticos.
En Europa tenemos muchos casos en los que mi Ley también se cumple: Los
territorios que NO tienen riquezas minerales y ni siquiera poseen muchas
tierras cultivables, son habitados por pueblos ricos, ambiciosos,
conquistadores, aventureros, creativos, imperialistas.
Estados Unidos es un caso en el que la Ley se cumple en sus dos extremos
más positivos: poseen un territorio rico, pero sus pobladores son tan ambiciosos
que se comportan como los pobres europeos, que no tienen más remedio que
enriquecerse porque su madre tierra
no dispone de tantas riquezas para darles.
Lo que probablemente le ocurrió a Estados Unidos es que posee un
territorio rico pero habitado por inmigrantes que nacieron en las pobres
tierras europeas. Estos inmigrantes lucharon como pobres sin que la riqueza
territorial los adormeciera (como nos adormece a los sudamericanos).
Claro que el concepto de riqueza que yo utilizo es el concepto capitalista
occidental. Nuestros pueblos indígenas no se sienten pobres aunque vivan en
chozas miserables porque para ellos la riqueza está en valores más
espirituales, incomprensibles para los materialistas capitalistas como yo.
Esta reflexión, que anida en mi cabeza desde hace décadas, sale a luz
ahora porque Venezuela es un territorio rico (en petróleo y en vegetación)
poblado por gente pobre, en dinero y en expectativas de progreso.
Si comparamos a los suizos y su pobrísimo territorio con los venezolanos
y su riquísimo territorio, obtenemos un ejemplo perfecto para fundamentar mi
Ley.
(Este es el Artículo Nº 2.125)
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