viernes, 21 de febrero de 2014

Un inversionista comanda un ejército de trabajadores

Lo que en realidad hace un inversor es dar una orden a muchos trabajadores para que hagan la tarea que es el objetivo de la inversión, por ejemplo: “construyan una escuela”, cuando invierte en educación; “planten árboles”, cuando invierte en forestación, etc..

Dejemos volar nuestra pesada inteligencia, como si fuera Dumbo, aquel elefante de Walt Disney que se valía de sus enormes orejas como si fueran alas.

Dumbo representa a la inteligencia, precisamente por lo pesada, por cómo aplasta todo lo que pisa. La imaginación vuela como una mariposa.

Es la cultura occidental, en la que vivimos, la que privilegia a la inteligencia y subestima a la imaginación. Quizá sea por esto que la creatividad es tan escasa y quizá también sea por esto que pasamos siglos repitiendo los mismos razonamientos, incapaces de levantar vuelo. Somos tan conservadores que la imaginación nos provoca vértigo.

Desde acá, sin arriesgar nada, imaginemos algo inteligente.

Es posible pensar que el dinero es trabajo. Solo tenemos dinero cuando trabajamos. El valor del dinero está dado por el trabajo que representa.

Expresado en forma sencilla, los 1.000 que me paga mi empleador a fin de cada mes, equivalen al esfuerzo que hice para ganarlos. Si los gastara íntegramente en la compra de algún objeto, este objeto tendría ese valor porque la persona que lo hizo también cobró 1.000.

Claro, al expresar esta idea de forma tan sencilla estamos dejando de lado una cantidad de otras intervenciones humanas, por ejemplo: fabricantes de insumos, transporte del objeto, fabricación de los billetes, policías que cuidaron que nadie robara, alquiler del local donde estuvo guardado entre que se terminó de construir y el momento en que pasó a mis manos, y así, una larga lista que fragmentan esos 1.000, dada la cantidad de trabajadores que intervinieron en la fabricación del objeto que se terminó vendiendo en 1.000.

Esos 1.000 condensan el trabajo de muchas personas.

La idea, un poquito novedosa, que deseo compartir con usted es la siguiente:

Cuando una persona tiene dinero, en realidad tiene el poder de la cantidad de trabajadores que intervinieron para formar ese valor.

Cuando llega un inversor con su dinero, lo que en realidad trae es como un ejército de trabajadores capaces de producir. Al traer el condensado de trabajo (dinero), lo que en última instancia trae el inversor es ese trabajo comprimido en el valor de cambio que poseen los billetes.

En suma: podemos pensar, como para entender algo sobre qué es el dinero, que este representa a los trabajadores que fueron capaces de generarlo. Podemos pensar que un capitalista dispone de muchos trabajadores que lo obedecen. El puede ordenarles:  “construyan esa escuela”, “fabriquen muebles de madera”, “planten hortalizas”... Todos los imaginarios trabajadores harán lo que el capitalista les ordene (según dónde esté invirtiendo su dinero).

(Este es el Artículo Nº 2.129)


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