Los trabajadores que contratamos no se desempeñan
siempre igual a lo largo de la jornada o a lo largo de la semana, sin embargo
nuestro dinero siempre vale lo mismo.
Les comentaré una idea
absolutamente sencilla pero que, sin embargo, casi nadie la tiene en cuenta,
como si fuera desconocida o compleja.
Las premisas de esta idea son
dos:
1) Los seres humanos no somos
máquinas (¡obviedad!);
2) El dinero posee un valor
constante dentro de las 24 horas, es decir, a las 8 a.m. vale lo mismo que a
las 8 p.m. (¡otra obviedad!)
Existe una notoria diferencia
entre el rendimiento del ser humano y el rendimiento del dinero.
El rendimiento del ser humano
decrece con el cansancio mientras que el rendimiento del dinero es constante.
Cuando pactamos la
contratación de cualquier servicio, tales como sanitario, médico, mecánico o el
que usted imagine, no será lo mismo que realice nuestro trabajo cuando él está
descansado a que lo haga cuando está cansado o con el sueño que surge después
del almuerzo.
Le pagaremos con un valor
constante (dinero), pero él nos entregará un valor inconstante.
Por lo tanto, dependiendo de
la precisión requerida por el trabajo solicitado o la edad del contratado o de
la urgencia de la ejecución, no debería sernos indiferente que nos asigne
cualquier horario. Nos convendría más si nos ubicara en su horario de
excelencia y no nos convendría que nos ubicara en su horario de menor rendimiento.
Si el trabajo insumiera más de
una jornada, deberemos evitar los lunes y los viernes. Los mejores días son
martes, miércoles y jueves.
Cuando tenemos que concurrir a
un comercio o institución que nos atiende en forma permanente, debemos tener en
cuenta que los mejores empleados están en los horarios centrales y que los
peores empleados están en los horarios marginales. Por lo tanto, no sería bueno
consultar un médico un día domingo al medio día porque ese trabajador es el que
posee el peor desempeño.
Es sabido por todos que los
trabajadores con menos méritos no acceden a las condiciones laborales más
convenientes. Por eso deben desempeñar su tarea en días y horarios en los que
nadie quiere trabajar.
De todas estas ideas tan
simples y que, como dije, casi nadie tiene en cuenta, hay una idea que la
mayoría conoce y que sí tiene en cuenta: los mejores técnicos están
sobrecargados de trabajo y tenemos que esperarlos un largo tiempo. Esto lleva a
que, aplicando este criterio, muchas personas elijan a quien más tengan que
esperar.
(Este es el Artículo Nº 2.126)
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario