sábado, 18 de julio de 2009

«Muchas gracias señor»

Una de las definiciones de la palabra «propina» dice: «Agasajo que sobre el precio convenido y como muestra de satisfacción se da por algún servicio».

Lo insólito es que el significado del verbo «propinar» sea «Dar un golpe».

La definición intuitiva del verbo «propinar» debería ser: «Agasajar a quien nos satisface con algún servicio».

Hablando sobre este tema con personas que han viajado recientemente a diferentes partes del mundo, me cuentan que en la gran mayoría de hoteles, restoranes y taxímetros está bien visto el turista que hace este tipo de obsequios.

Solamente hay una notoria resistencia en países como Finlandia, Suecia, Noruega y Escocia.

Como sucede con la mayoría de los temas, acá tenemos por lo menos dos opiniones encontradas.

Los artículos de este blog contienen ideas de por qué se produce o se mantiene la pobreza patológica y en lo que refiere a las propinas parecería coherente suponer que no es saludable depender de ellas.

Una de las ideas más importantes se refiere al desarrollo humano, es decir, al abandono oportuno de los rasgos infantiles que con tanta frecuencia conservamos más tiempo del conveniente.

Sin dejar de reconocer que los seres humanos somos dignos de amor en cualquier edad en que estemos, parecería prudente no mezclar las características de cada etapa: un joven no debería pensar como un anciano; un anciano no debería hacer proyectos como un joven; etc.

Recibir un pago voluntario por nuestro trabajo es coherente con el desempeño de alguien mantenido, protegido, subsidiado (como un niño o joven que aún no sabe o no puede trabajar para autosustentarse).

En suma: No es posible hacerse responsable de una vida cuando los ingresos económicos dependen de la buena voluntad de los demás.

Nota: Este tema también está comentado en los artículos titulados: «No era necesario pero ¡muchas gracias!» y en otro titulado «Es muy difícil pero déjeme ver qué puedo hacer»

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14 comentarios:

Braulio dijo...

Me da mucha bronca no poder irme sin dejar una propina generosa. No puedo, es más fuerte que yo.

Ana Belén dijo...

Los que viven de la propiana para mí son por-dios-eros, porque siempre están rezándole a Dios para que la gente les haga donaciones.

Gautieri dijo...

Me molesta dar propina. El empleador ahorra parte del sueldo que debe pagar contando con lo que el empleado recibirá de propina

Zulema dijo...

A veces te sentís obligada a dar propina por temor a la represaria. Sucede por ej con los cuidacoches, le das una moneda para no encontrarte después con algún rayón

Eduardo dijo...

Trabajo como mozo y la propina se entiende como parte del sueldo.

Ernesto Sánchez dijo...

Me hizo recordar cuando mi padre me tiraba unos pesos para que cortara el pasto. Esto siempre me traía conflicto porque aceptaba la plata pero en mi interior sentía que colaborar con la familia era algo que no se debía cobrar.

guzmán dijo...

En los trabajos que la propina es algo tradicional, la dependencia de la propina no genera riesgo, uno sabe cuanto recibirá en promedio.

Dalma Pérez dijo...

En general dejo propina en los restaurantes por costumbre, son pocas las veces que lo hago por una entera satisfacción con el servicio.

Andrea dijo...

El que deja propina hace gala de superioridad y poder.

Shanty Badora dijo...

Yo tiro las cartas y gano más si cobro a voluntad que tarifado.

Esteban Sastre dijo...

Sería justo que si el servicio no es bueno, se pudiera dejar una antipropina, es decir, pagar un 10%menos.

Osvaldo Puig dijo...

Es la civilización. Bien que podríamos dar un golpe al que nos satisface con algún servicio. Un golpe que sería como decir:"bueno, ya conseguí lo que quería, ahora desaparecé de mi vista así puedo olvidar que te necesito". Pero la civilización nos enseña a contener nuestros impulsos. Hay que ser agradecido porque como decía mi abuelo " el dolor de barriga da dos veces"

Walter dijo...

Los escoceses se acostumbraron a prescindir de la propina porque las polleras tableadas no llevan bolsillos.

Naty dijo...

Para mí que el turista deja propinas porque le da un poquito de culpa andar disfrutando mientras los lugareños laburan.