viernes, 31 de julio de 2009

La envidia atómica

A medida que fueron pasando los siglos y los humanos nos dimos cuenta que contra la envidia no existen formas eficaces de eliminarla, fuimos llegando a la conclusión de que no hay más remedio que evitar o atenuar sus consecuencias.

Que la mujer estéril mate a sus sobrinos o que el hombre le robe la fortuna a su hermano son casos dramáticos en los que la envidia se exhibe con toda su crudeza.

La furia descontrolada que puede llegar a producir es la causa de acciones irreparables que el derecho penal ha ido sancionando hasta que actualmente existen en menor grado.

Despojada de la descontrolada irracionalidad en la que pueden caer algunas personas, la envidia es una fuente de energía.

Quienes saben lo difícil que es tener la energía suficiente para hacer todo lo que nos exige la realidad para acceder a una calidad de vida digna, no encontrarían inteligente desaprovecharla.

Por lo tanto, ese impulso que nos lleva a igualar el bienestar de quienes están mejor, es un estímulo necesario, conveniente y aprovechable.

Sabemos que tenemos que hacer un uso cuidadoso de ese recurso. Toda gran fuente de energía es peligrosa en manos inexpertas o mortífera en manos negligentes.

Entonces, la pólvora, la electricidad, la fusión nuclear y la envidia son valiosas fuentes de energía cuyo aprovechamiento está reservado para quienes sepan cómo hacerlo.

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13 comentarios:

Juana B. dijo...

Tienes razón licenciado, es aceptable tu comparación, pero le tengo mucho miedo a la electricidad y estoy en contra (sin saber bien por qué) de las plantas de energía atómica.

Lo de Chernobil me dejó mal.

Felisberto dijo...

Quiero usar a la envidia como fuente de energía. Mis manos son inteligentes y mi corazón bondadoso. Nadie correrá riesgos... mientras la envidia no se apodere de mí!

Alicia Relatini dijo...

Siempre existió una enorme rivalidad entre las represas del Río Uruguay y las del Río Negro. Factores externos hicieron que este año ninguna trabajara bien. La envidia no les alcanzó para hacer llover.

Rita Bonna dijo...

Mi envidia no tiene demasiada fuerza. Veré si las metas y los sueños me ayudan a avanzar.

Demócrito Críscere dijo...

Siempre que intento igualar para arriba, termino igualando hacia abajo.

Guadañita dijo...

¡Mató a sus sobrinos pero no estaba estéril, la mina era una mugre!

Camilo dijo...

Si despojo a la envidia de toda irracionalidad, lo que me queda es ganas de militar en la izquierda.

Ángela Azuri dijo...

Una dieta balanceada y un buen café a tiempo, proveen de la energía necesaria (esto para los que como yo, envidiar no les alcanza)

Morgana dijo...

Envidio la salud, la juventud y la belleza. Y por más que envidie seguiré enferma, vieja y fea.

Ruperto dijo...

La envidia primero me descoloca, luego, cuando estoy en condiciones de dirigirla, me enfoca, no hay nada que me pare.

Santa dijo...

Qué curioso, la central térmica de envidia funciona al máximo en navidad.

Humberto dijo...

No puedo hacer todo lo que me exige la realidad. Soy realista!

Augusto Mas dijo...

Casi todo lo que hizo mi vieja fue bajo el lema: "yo no voy a ser menos"