domingo, 19 de julio de 2009

«Soy [más o menos] hermoso e inteligente»

El dinero es odioso porque le pone precio a cosas que sería mejor no saber cuánto valen exactamente.

Habrán observado además que el dinero se expresa con números y que en todas partes del mundo 9 de cada 10 personas se llevan mal con las matemáticas.

Aunque no tengo pruebas suficientes para demostrarlo de manera irrebatible, hay muchas evidencias que nos conducen a pensar que la pobreza patológica podría tener como una de sus causas el rechazo simultáneo al dinero y a las matemáticas.

Este rechazo simultáneo puede convertir en imposible ganar dinero o al menos administrarlo como para hacer el mejor uso de él.

Tanto el dinero como las matemáticas son herramientas que nos aportan nitidez perceptiva, nos obligan a ver mejor lo que es feo o peligroso ver.

Lo feo de ver (saber, enterarnos) es cuánto valemos realmente para los demás. Nuestro salario, lo que ganamos con nuestro esfuerzo es una medida objetiva de cuánto valemos o de cuánto nos valoran.

Preferiríamos que nos digan: «Te quiero mucho» porque nos permite suponer que «mucho» es algo importante, que nos hace imaginar amados, pero cuando nos pagan 5 dólares por una hora de nuestro esfuerzo y tiempo, entonces ahí podemos ser víctimas de una dolorosa decepción ... y la culpa de esa decepción la tienen el odioso dinero y las malditas matemáticas.

Nota: Este artículo está relacionado con otro que se titula La matemática es una vieja déspota.

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17 comentarios:

Nicolás dijo...

Así que para tener dinero tengo que aprender primero MATEMÁTICAS?

Gimena dijo...

Tengo problemas para manejar mi dinero, odio las matemáticas y no soporto mis lentes. ¿Será que hay algo que no deseo ver? ¿Tendré que empezar terapia?

Atilio dijo...

Con respecto a cuánto valemos realmente para los demás, nunca podemos estar seguros. El salario es una medida de lo que se valora nuestro trabajo, pero la persona es su trabajo y algo más.

Olga dijo...

Fue triste ponerle precio a la casa donde crié a mis hijos y viví los mejores años de mi vida.

Amílcar dijo...

Me gusta resolver problemas matemáticos. Es un juego que me pone optimista.

Catalina Costas dijo...

En casa con el dinero hacemos despilfarros. Creo que no es por ignorancia, lo que nos sucede es que somos muy impulsivos y vivimos el día a día.

Yolanda dijo...

Me gusta mucho el dinero... pero para hacer restas.

Mª Eugenia dijo...

¿A qué nivel de matemáticas se refiere?

Luciana dijo...

Por suerte creo que valgo lo suficiente para algunas personas que son para mí significativas

Solange dijo...

El grave error de nuestra cultura es valorar a la gente por lo que tiene.

Irene dijo...

Lo que pagué por mi perro es mucho menos de lo que vale para mí.

Rulfo dijo...

El amor no se imagina, se siente, y cuando se experimenta no deja lugar a dudas.

el oriental dijo...

Cinco dólares por una hora de mi esfuerzo no me hace víctima de una dolorosa decepción, es una buena paga (al menos en mi país)

Waldemar dijo...

Mi rechazo simultáneo es a la pobreza y al trabajo
¡Qué hago!

Carto dijo...

De acuerdo con la conveniencia de no ser exactos en lo que decimos porque eso nos deja la puerta abierta para pensar lo más lindo.

Dolores: para tí. dijo...

En mi casa tengo una jovencita que ama el dinero pero ODIA A LA BALANZA.

Parece que algunas mediciones le parecen mejor que otras. jajajaja

Aurora Fratini dijo...

Lo que dice Olga me recuerda una historia familiar. Mi madre protestaba contra su cama de matrimonio y un día mi padre trajo a un interesado en comprarla y ella se puso furiosa diciendo que jamás la vendería.

Algún día le preguntaré si ese vendedor era real o era un amigote suyo. No me extrañaría que haya sido una de sus tantas tretas para gobernar a mi madre.

Un genio el viejo.