¿Qué es tener salud mental?
Algunas respuestas son:
— estar feliz la mayor parte del tiempo;
— poseer la capacidad de actuar con acierto;
— ser exitoso (tener amigos, salud física, dinero suficiente).
Acepto que esas pueden ser buenas respuestas.
En este blog me dedico a reflexionar sobre la pobreza patológica, es decir, el estado de carencia material indeseado, el que genera síntomas dolorosos en quien la padece.
Es la pobreza contra la que se realizan infructuosas acciones para evitarla.
Los alcohólicos padecen una dificultad de salud que suele superarse apelando a un recurso que da resultado muy pocas veces, esto es, la voluntad reforzada por un trabajo de equipo.
Como estos equipos suelen ser organizados por congregaciones religiosas, conocemos la idea central expresada con su estilo característico.
La plegaria dice: «Dios, dame coraje para soportar la circunstancias inevitables, fuerza para transformar las modificables y sabiduría para diferenciarlas».
Es probable que la intención manifestada por este clamor, incluya los elementos esenciales de la salud mental.
La idea contiene una combinación de recursos psicológicos.
Incluye la actitud combativa, reivindicativa, revolucionaria, arriesgada, disciplinada, agresiva, para transformar la realidad.
Incluye la actitud tolerante, resignada, prudente, conservadora, ahorrativa, precavida, juiciosa, paciente, para aceptar lo inevitable.
E incluye la suerte.
El pedido que le hace el religioso a su Dios, no es otra cosa que la suerte de los laicos.
La realidad tiene su propia dinámica y esta está tan fuera de nuestro control, como los fenómenos naturales (viento, lluvia, sismos).
La exposición al tercer factor (suerte), debe ser tomada con nuestra actitud tolerante, resignada, prudente.
En suma: Contamos con salud mental, cuando podemos acompañar los vaivenes de la suerte que nos toca, como el jinete que se acomoda a cada movimiento del caballo o el marino a cada movimiento de su nave, sin dejar de conducirlos.
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11 comentarios:
Para ayudarnos a vivir con nuestra suerte, está el instinto de conservación; queremos seguir, toque lo que nos toque.
Es como dicen los jóvenes
"pintó... "(lo que sea) y entonces si las cosas se dan de tal manera, uno se suma o no.
Cómo podemos conducir?
Cómo podemos tener el control?
Me encantó el título de hoy "Cabalgar sobre las olas".
De pronto se lo robo para alguna cosa.
No entiendo nada. Cómo vamos a tomar una actitud tolerante y prudente si depende de la suerte, de nuestras circunstancias, de nuestras capacidades, el que podamos hacerlo?
Los religiosos sienten que Dios, de la manera que sea que lo conciban, escucha sus plegarias.
Los ateos no creemos en un otro que nos escucha. Pensamos que la suerte será atraída mediante acciones que realizaremos nosotros mismos; como las cábalas, tan populares este mes último.
Concuerdo con Elbio, aunque apunto: los que llaman a la suerte, com mucha frecuencia llaman a Dios simultáneamente. Usan todo lo que pueda servir.
No es un juicio de valor hacia estas personas, es tan sólo una observación.
Mi resumen es: para no caer en la pobreza patológica sería útil ser prudente, a la vez que arriesgado y disciplinado, sin olvidar nunca que tendremos que aceptar, tolerar, los imprevistos.
Yo carezco de materia. Soy como un fantasma transparente que mira a la gente sin que lo vean. Y a veces me tiento. Y meto la mano en algún bolsillo. A veces, nomás.
Mi jefe se empecinó en que debe salir la producción para setiembre, y a mí me parece que para setiembre sólo van a salir las flores. El tipo no sabe diferenciar lo modificable y lo inevitable.
Si carezco de material indeseado, mejor para mí.
Lo peor es cuando no nos damos cuenta que la pobreza está generándonos un montón de males que se los atribuímos a dolencias físicas, y claro, el médico no puede ayudarnos.
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