Los mecanismos de defensa son reacciones automáticas que construye nuestra mente para aliviar o evitar ciertos problemas.
Les comento algunos de ellos.
La negación consiste en desconocer la realidad. Por ejemplo, nuestro cónyuge hace días que no duerme en casa y seguimos pensando que «ya volverá»; hemos rendido varias veces el mismo examen y pensamos «lo salvaré y me diplomaré cueste lo que cueste»; gastamos demasiado, pero «¡Dios proveerá!».
La proyección consiste en convencernos de que nuestro problema en realidad es ajeno. Por ejemplo, tropezamos con un árbol y nos indignamos con quien lo plantó ahí; nuestro cuadro de fútbol tiene un mal desempeño que se manifiesta en los resultados y acusamos ferozmente al juez de favorecer a los contrarios; nuestro aparato digestivo no está funcionando bien y le reclamamos a quien cocina que preste más atención a lo que hace.
La formación reactiva consiste en disimular un deseo censurable, al punto de manifestar exactamente lo contrario. La suegra amorosa con su yerno a quien no soporta porque «acapara» a su hija; el mujeriego que en realidad es un homosexual reprimido; el devoto de la moral que apenas puede controlar sus perversiones.
Todas estas soluciones las inventamos cuando fuimos pequeños, sin experiencia, muy débiles, con un cerebro mínimamente desarrollado, cuando no habíamos comenzado nuestra educación. Es decir: en el peor momento para inventar algo.
Sin embargo, de no mediar un psicoanálisis profundo, esas soluciones tan precarias, serán las que usaremos por el resto de nuestras vidas.
Por motivos similares, son pocos quienes comienzan su vida laboral donde realmente están conformes, porque la eligen cuando aún no saben bien quiénes son ni qué es trabajar.
Si usted no falleció, ¡puede cambiar! (los mecanismos de defensa y la forma de ganarse la vida). Si ya falleció, ¡no puede cambiar!
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13 comentarios:
Quién me asegura si he fallecido o no? Últimamente estoy tan bien que me da a pensar si no estaré en el Paraíso.
Puede que lo de Rosana sea un mecanismo de defensa para dejar todo como está.
De carambola estoy trabajando en un lugar espectacular, pero a veces pienso que me ningunean y me siento horrible. De todos modos mi evaluación del lugar donde trabajo es buena. Ya me he acostumbrado a promediar entre lo negro y lo rosa, porque me autoengaño.
A veces la negación se disfraza de fe. "Yo tengo fe de que cambiará", "confío en su capacidad de adaptación", "pronto va a recuperarse". Claro está que tener fe no está mal, es una actitud positiva ante la vida, y a veces la realidad nos da la razón. Pero la delgada línea que separa la fe de la negación, puede resultarnos difícil de percibir.
Qué interesante lo de la formación reactiva. Me puse a pensar y veo ese mecanismo de defensa por todos lados.
La conclusión que saco es que esos tres mecanismos de nuestra psiquis están muy emparentados entre sí.
Así como proyectamos aspectos negativos, también proyectamos aspectos positivos. Por ej, cuando nos enamoramos e idealizamos a nuestra pareja, creyendo que posee todas las características que necesitamos.
Pero Mozart inventó sinfonías "en el peor momento para inventar algo". Bueno, ya sé... la excepción hace a la regla.
Empecé mi vida laboral como barrendero, y los vínculos que desarrollé realizando esa tarea, me permitieron luego, incursionar en todo tipo de actividades.
Yo conozco una suegra odiosa con su yerno porque le tiene unas ganas...
Esos mecanismos de defensa, se pueden cambiar por otros mejores; cuáles?
Negar y olvidar... pueden ser cosas parecidas? Me refiero a que una se puede olvidar de que existen muchos peligros o negar de que existen muchos peligros, para vivir la vida con más plenitud.
Lo que dice Iris no me parece, porque una cosa es olvidarse de los peligros para no vivir siempre en estado de alerta y prestarle atención a las cosas bellas, lo cual no significa que uno no pueda ver, aceptar, de que los peligros están y que pueden lastimarnos.
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