lunes, 19 de julio de 2010

Mi mejor posesión, es lo que me falta

Usted sabe que existen vehículos cuyos motores tienen tamaños diferentes.

El tamaño suele estar asociado a la fuerza máxima que puede generar.

A su vez, un motor grande, capaz de producir una gran fuerza de desplazamiento, consume más cantidad de combustible.

La fuerza de un motor, permite mover un vehículo más grande, que traslade más peso y también que pueda desplazarse a mayor velocidad.

Por el contrario, los vehículo pequeños, tienen un motor chico, consumen menos combustible, trasladan pocos pasajeros y lo hacen con mayor lentitud.

Los animales en general —y los seres humanos en particular—, poseemos algunas características que nos permiten establecer una analogía con los vehículos.

En nosotros, lo que nos hace más o menos fuertes, activos, trabajadores, productores, veloces, eficaces, es la combinación de nuestra anatomía con nuestro deseo.

Si comparamos dos personas anatómicamente idénticas, pero provistas de diferentes deseos, necesidades, anhelos, entusiasmo, pujanza, perseverancia, observaremos que sus respectivas producciones son bien distintas.

Como queda dicho entonces ¿cuál es el factor diferenciador de lo que producen dos personas corporalmente idénticas? El deseo.

Y ¿qué es el deseo? El deseo es una sensación de carencia, de falta, de ausencia, que tiene que ser cancelada.

Por ejemplo, me siento solo, bastante solo, muy solo, desesperadamente solo.

Estos cuatro niveles de soledad, son cuatro niveles de deseo y —retomando la comparación con los vehículos motorizados—, estos cuatro niveles de soledad, son análogos a cuatro vehículos con motores de diferente tamaño, fuerza, energía y consumo de combustible.

Este razonamiento nos lleva a la conclusión, de que la carencia funciona como energía.

En otras palabras, lo que nos falta (y deseamos tener), es lo que nos da fuerza, vitalidad, velocidad, perseverancia, creatividad y todo lo que —en un ser humano— se aplique a satisfacer un deseo, esto es, producir.

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10 comentarios:

Margarita dijo...

Estar desesperadamente solo no conduce a creatividad ninguna, conduce sólo a la desesperación.

Glenda dijo...

Creo que el deseo responde a carencias pretéritas, que siguen arrastrándose sin resolverse, a lo largo de la vida. En el presente se manifiestan a modo de metáforas que nos impulsan a hacer todo aquello que nos alivia. Por ej, la necesidad de consumir puede tener como finalidad llenar vacíos de distinta índole.

Roque dijo...

Una persona satisfecha va en su auto al ritmo "paseo de domingo".

Ingrid dijo...

Quizás el cuerpo sea modelado por el deseo.

Lucas dijo...

A la hora de la siesta tengo motor de fiat 600.

Nazareth Inglese dijo...

Si te falta educación
no es una buena
posesión.

Analía dijo...

Según la ley de la proporcionalidad compensatoria: a mayor auto, menor pene.

Fulgencio dijo...

En la ciudad me siento como motor de tractor en carcasa de triciclo.

Rita dijo...

Puede que las mujeres no nos dediquemos a las grandes hazañas porque nos sabemos fuertes.

Orosmán dijo...

Mi abuela decía "culo ve, culo quiere"; lo mismo te puede suceder con los vehículos.