Múltiples agentes económicos repiten un sistema de prueba y error, procurando encontrar oportunidades, ideas, estrategias, como un ratoncito que husmea nerviosamente.
Yo le llamaría «economía del
despilfarro» a esa estrategia que utilizan tantos trabajadores cuando salen a
correr por los parques, ramblas, avenidas, pretiles o máquinas que le
escabullen el piso con una velocidad programable e inclinación regulable.
La denominación, («economía del
despilfarro»), incluye una contradicción porque nuestra
mente está diseñada para que los conceptos «economía» y «despilfarro» parezcan
opuestos.
De todos modos siento entusiasmo para defender esta denominación porque
el gasto inútil de energía humana es un despilfarro, pero como se realiza
siguiendo una filosofía recomendada por personalidades prestigiosas, (médicos,
dietistas, deportólogos, campeones olímpicos), entonces parece estar alineada
con la economía que también es una ciencia cierta, respetable y prestigiosa.
En suma: los agentes
económicos no tienen una conducta inteligente sino contradictoria,
antieconómica y eventualmente estúpida.
Si confiamos que esta definición es respetable a pesar de parecer
irónica o humorística, podríamos pararnos en otro mirador del mercado al que
tenemos que concurrir para ganar el dinero que necesitamos para vivir
dignamente y alejarnos de la pobreza
patológica, (tema central de este blog).
Nuestro omnipresente enemigo el sentido común nos aconseja, en la plenitud de su Alzheimer, que
debemos tener una conducta que tienda fundamentalmente al equilibrio y a la optimización
de nuestros resultados.
Para empezar, esos mismos pontífices del sentido común, del equilibrio y de la
optimización, son los que andan perdiendo energía, (corriendo sin apuro), como
haría un conductor que ante la luz roja del semáforo acostumbrara acelerar a
fondo el motor.
Para terminar, los múltiples agentes
económicos, (empleados, empresarios, vigilantes, vagos, fisco, delincuentes),
repiten un sistema de prueba y error, procurando encontrar oportunidades,
ideas, estrategias, como un ratoncito que husmea nerviosamente, pero con menos
tendencia al equilibrio.
(Este es el Artículo Nº 1.900)
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