Según nuestro idioma los ricos «invierten», ponen «patas arriba» al dinero que los pobres usan «al derecho», sin «invertir».
Lo hago a menudo y creo que es
útil, al menos tan útil como cualquier otra propuesta que anda por ahí.
Lo que hago a menudo, y
repetiré acá, es estudiar detenidamente qué significan las palabras que usamos
comúnmente como si supiéramos qué estamos diciendo.
Quizá insisto con esta
propuesta porque al diccionario es al único libro que le tengo un poco de
confianza..., porque no tengo más remedio, pues convengamos en que el
significado de las palabras es arbitrario, convencional, antojadizo y, para
peor, quienes redactan el diccionario son personas de carne y hueso como usted
y como yo.
En suma: estamos en un
tembladeral tratando de enhebrar una aguja.
Este artículo refiere a la
palabra «invertir» (1), para la cual el referido libraco expone los siguientes significados:
— Cambiar, sustituyéndolos
por sus contrarios, la posición, el orden o el sentido de las cosas. U. t. en sent. fig. Invertir
una tendencia.
— Emplear, gastar, colocar
un caudal.
Con mis
propias palabras diría que «invertir» es poner patas arriba, enviar a la derecha lo que iba hacia la izquierda,
detener lo que se estaba moviendo, subir lo que estaba bajando, en otras
palabras, cambiar por su contrario aquello que se está «invirtiendo».
En lenguaje
popular me animo a asegurar que en asuntos económicos solo «invierten» quienes
tienen dinero. Por lo tanto lo que se invierte es dinero, lo que se pone patas arriba es la posición del dinero.
Según
nuestro idioma son los ricos quienes «invierten», son quienes ponen «patas
arriba» al dinero, con lo cual deducimos que los pobres usan el dinero «al
derecho», sin ponerlo patas arriba, sin «invertir».
(Este es el Artículo Nº 1.909)
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