Los revolucionarios son personas que conservan su «trabajo» haciendo que nada cambie y combaten a los inversionistas porque realmente transforman la realidad.
La imperiosa necesidad que tenemos de ganarnos la vida y de ser aceptados por la sociedad en la que vivimos, nos expone a cometer involuntariamente algunos actos desleales.
Por ejemplo, un médico involuntariamente puede tomar decisiones o realizar recomendaciones que, en última instancia, serán más útiles para conservar las enfermedades que le dan ocupación en vez de provocar curaciones definitivas que lo dejarían sin trabajo.
Un sanitario (fontanero) quizá le haga peores trabajos a quien le paga puntualmente y sin pedirle una rebaja en los honorarios, porque es un cliente a quien conviene «visitarlo» con la mayor frecuencia posible.
Un tercer ejemplo puede referirse a los agentes de cambio: políticos, sociólogos, psicólogos, sindicalistas.
Asumo que no confío en los gobiernos populistas, es decir, aquellos que parecen ceder con llamativa humildad al clamor popular.
Con mentalidad psicoanalítica he observado que la palabra «revolución» significa darle a algo una vuelta completa, de 360 grados, dejarlo como estaba después de hacerlo girar.
También he observado que la palabra «inversión» significa darle a algo un giro que lo deje patas arriba (180º), es decir, un total cambio de posición.
En la «revolución» hay un movimiento para que todo siga como estaba y en la «inversión» hay un movimiento para que todo quede exactamente al revés a como estaba.
En los gobiernos populistas se habla positivamente de «revolución» y se habla negativamente de «inversión», prometiendo que con la «revolución» los pobres serán ricos y viceversa, al mismo tiempo que se combatirá a los «inversionistas» (capitalistas, comerciantes, industriales).
En suma: Los revolucionarios logran conservar su trabajo dejando todo como estaba. La historia parece demostrarlo: la pobreza tiene miles de años gracias a las revoluciones.
Nota: Esta hipótesis puede complementarse leyendo un artículo de Wikipedia sobre Gatopardismo
(Este es el Artículo Nº 1.489)
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7 comentarios:
Comparto algo que leí hace tiempo en en alguna parte pero no recuerdo quién lo dijo, y es que la revolución: destruye. Mejor sería la evolución.
En mi opinión usted termina el artículo con una conclusión falsa: la pobreza tiene miles de años gracias a las revoluciones. La conclusión tiene coherencia en relación al artículo, pero en si es errónea.
El problema con la evolución es que sus cambios son lentísimos, y las necesidades son urgentes.
Cuando un asunto está terminado, concluído, finiquitado... entonces muere.
Nos gusta acabar las cosas que podemos recomenzar. Pero no nos gusta estar acabados. Hay viajes que no terminan nunca, y es lógico el temor a meterse en esos viajes.
Las revoluciones nunca dejan todo como estaba, PERO SÍ ES CIERTO QUE PUEDEN PROVOCAR CAMBIOS INSUSTANCIALES. Pero no es ese el caso de la Revolución Francesa, ni de la Rusa o la Cubana. Tampoco es el caso de las Revolución Industrial ni el de la Revolución Tecnológica. Estas revoluciones dejaron cambios importantes. Tampoco se puede decir que hayan sido intrascendentes los cambios que produjeron las revoluciones independentistas: fueron liquidando el colonialismo.
Quizás los cambios más trascendentes se den más allá de la voluntad humana. Es probable que sea poco lo que podamos hacer para lograr que el existir humano sea más satisfactorio, pero parece estar en nuestra naturaleza, el no dejar de intentarlo.
No creo que los inversionistas den vuelta el tema de la pobreza. Ellos invierten para ganar dinero, no para eliminar la pobreza.
Generar empleo no es la solución a la pobreza. Los empleos pueden estar mal pagos o ser inaccesibles para muchas personas.
Además con esta mentalidad seguimos reforzando la ideología del dominado y el dominante, en definitiva el que haya humanos dueños de otros humanos.
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