Si logramos entender nuestros sentimientos y
asociaciones, alterados por los celos, quizá podamos amar a nuestros hermanos
menores, quizá podamos conservar el amor de nuestro cónyuge y quizá podamos
concursar sin la ceguera que nos impone la pasión irracional.
Si bien en el video que acompaña a este artículo pongo especial énfasis en la filosofía socialista, en tanto ella dificulta participar en un régimen laboral competitivo, ahora el eje temático será un poco diferente.
Uno de los motivos más activos
en la conducta poligámica de nuestro cónyuge está fuertemente vinculado a la
competitividad a la que nos enfrenta.
Así como celamos con furia
homicida a nuestros hermanos menores, porque sentimos que venían a robarnos el
amor que recibíamos de nuestra familia, porque percibimos que invadieron
nuestro territorio desplazándonos despóticamente, algo similar ocurre con las
amistades íntimas que tenga nuestro cónyuge.
Puesto que estamos con él
porque lo necesitamos, quizá tanto como necesitamos a nuestros padres cuando
aparecieron los hermanos menores, nos pone muy violentos saber que otras
personas comparten su atención, su cuerpo, su afecto, su dedicación. No
logramos entender que, así como logramos sobrevivir a la invasión de hermanos
menores también podremos sobrevivir a la invasión de otros amores de nuestro
cónyuge.
Exactamente esto mismo ocurre
en los concursos de oposición a los que tenemos que enfrentarnos para conseguir
un trabajo o para merecer un ascenso en la carrera funcional.
Sentimos que esa prueba es una
instancia en la que tenemos que luchar con nuestros hermanos para conservar el
amor de nuestros padres o en la que teneos que luchar con los amantes de
nuestro cónyuge para conservarlo.
La pasión destructiva que se
desata en nuestra mente responde a que necesitamos defendernos de un ataque
terminal: tenemos que conservar el amor de nuestros padres, tenemos que
conservar el amor de nuestro cónyuge, tenemos que alcanzar la jerarquía que más
merecemos.
Estas similitudes no son
percibidas a nivel consciente. Por eso, cuando se presentan, actúan con un
inusitado descontrol. Si entendemos qué les pasa a nuestros sentimientos, qué
asociaciones inconscientes nos movilizan, podríamos actuar con más calma,
sabiendo que si logramos entender nuestros sentimientos y asociaciones, quizá
podamos amar a nuestros hermanos menores, quizá podamos conservar el amor de
nuestro cónyuge y quizá podamos concursar sin la ceguera que nos impone la
pasión irracional.
(Este es el Artículo Nº 2.161)
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario