Aunque estamos acostumbrados a pensar y a decir que
los lugares con mayor riqueza ambiental son muy propicios para la mayorías de
los seres vivos, sin excluir a nuestra especie, en los hechos podría ocurrir lo
contrario.
El tema central de este
artículo refiere al clásico asunto de la desigualdad entre pobres y ricos, pero
enfocado desde otro punto de vista, es decir, tratando de ver qué relación
existe entre los territorios pobres y su población, y, por lo tanto, qué
relación existe entre los territorios ricos y su población.
Lo observamos tanto en los
vegetales como en los animales: algunos hábitats son, para el desarrollo
biológico, más propicios que otros.
Es probable que los humanos
podamos vivir en cualquier lugar del planeta donde haya suficiente oxígeno,
pero los resultados pueden ser muy diferentes.
Todo haría pensar que en los
territorios más ricos el desarrollo humano es muy escaso mientras que, en los
territorios más pobres, el desarrollo humano es mejor.
Así como en tierras tropicales
la vida parece estallar en cantidad y en variedad, quizá sea cierto que los
humanos pierden vitalidad y creatividad en parajes demasiado benignos.
Aunque estamos acostumbrados a
pensar y a decir que los lugares con mayor riqueza ambiental son muy propicios
para la mayorías de los seres vivos, sin excluir a nuestra especie, en los
hechos podría ocurrir lo contrario.
Me animaría a decir que las
desigualdades que deberían ocuparnos refieren a la riqueza o a la pobreza de
los territorios que habita cada pueblo, porque las desigualdades
socio-económicas entre los habitantes son mayores en los territorios ricos.
En esta línea correspondería
estudiar, caso a caso, territorio a territorio, qué deberían hacer los seres
humanos establecidos en territorios muy ricos para contrarrestar el perjuicio
que esto les causa. Por el contrario, no debería ocuparnos qué hacer en los territorios
de aridez ideal porque los pueblos que ahí se establezcan lograrán resolverlo
dejándose llevar por el instinto animal que tenemos y que aparece cuando nos
enfrentamos a desafíos de supervivencia.
(Este es el Artículo Nº 2.145)
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