Las ventajas de los mensajes ambiguos e intrigantes.
Las dificultades para
comunicarse no dependen solamente de la falta de práctica, o de la pequeñez del
léxico (capital verbal, vocabulario), o de la capacidad oratoria, también
influye una cierta estrategia social.
La actitud intrigante se
caracteriza por insinuar ideas para que el destinatario la termine con lo que
imagina.
Por ejemplo, alguien pude
decir: «Juan tiene buena fama, sin embargo quienes lo conocemos mejor tenemos
una opinión muy diferente».
Con este comentario, quien
poco dijo en cantidad de palabras logró instalar una duda en el receptor. La
estrategia consiste en no hacerse responsable de lo que dice porque sólo
sugiere, dejando cualquier posible interpretación en manos de quien escucha.
Otro objetivo del intrigante
es despertar curiosidad para que el interlocutor se quede pensando en el
emisor. Si la intención es fijar un recuerdo recurrente, el intrigante logra
que el otro nunca deje de pensar eso que no logró entender.
Nunca he oído que los críticos
literarios o los teólogos hayan dicho que los textos bíblicos son intrigantes,
pero quizá lo sean y es por eso que tantas personas meditan largamente sobre
esas escrituras ambiguas, que tanto podrían estar llenas de significados como
totalmente vacías.
Acá tenemos un ejemplo donde
se muestran las ventajas de una mala comunicación, o de una comunicación
insinuante, malintencionada, destinada a encarcelar el pensamiento de quien la
reciba. ¿A quién podría ocurrírsele que la biblia tiene una literatura
intrigante y maliciosa? No es fácil presentar esta hipótesis, pero usted podría
dedicarle unos minutos a descartarla... si es que encuentra suficientes
argumentos para hacerlo.
Las personas que reciben una
escasa formación educativa pueden encontrar en ese estilo literario (el de
expresarse con muy poca claridad aunque con gran ambigüedad, como observamos en
la Biblia) y sentir que es mejor no saber mucho porque cuanto más clara es la
comunicación menos dominamos a los otros, en tanto siempre quedan en libertad
de criticar lo que oyen y entienden.
(Este es el Artículo Nº 2.164)
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