No solo el sobreendeudamiento
es difícil de explicar, también desconocemos por qué alguien malgasta su dinero
en los juegos de azar, o sistemáticamente pierde fortunas, o se insolventa en
forma reiterada.
Quienes estudiamos estos
fenómenos avanzamos a tientas, en la casi total oscuridad. Sabemos que existen
causas que provocan todos los fenómenos, tenemos algunas hipótesis que se
llevan bien con la teoría psicoanalítica (1), pero lo cierto es que poco y nada
puede hacerse por quienes padecen estas conductas incontrolables.
En el video asociado a este
artículo les propongo pensar que el sobreendeudamiento puede ser un recurso
inconsciente para aliviar el miedo a la muerte.
Obsérvese, por ejemplo, cómo
los jugadores compulsivos (ludópatas) tienen conductas místicas, cabalísticas,
religiosas, devotas, mágicas. Se sienten protegidos por personajes imaginarios
‘que a veces los abandonan’ provocándoles una muerte súbita, equivalente a perderlo
todo.
Cuando estas personas lo
pierden todo se sienten morir y la mítica resurrección de Cristo los alienta
a seguir intentando, para lo cual se sobreendeudan.
Una posible fantasía sea la de imaginarse mejor aferrados a
la vida si muchas personas rezan para que les pague todo lo que les debe. Si
creen, como tantas personas, que los rezos son efectivos, los sobre endeudados
tratan de formar un club de acreedores que junten sus fuerzas místicas y recen
rogando a Dios que viva hasta cancelar... lo cual nunca harán porque lo que
pretenden es ser inmortales (igual que cualquier ser humano).
El disparador de este artículo es la vacuna que ya hace unos
años han descubierto los prestamistas habituales (bancos, tarjetas de crédito,
vendedores de mercaderías financiadas).
Esta vacuna consiste en contratar un seguro de vida, que
deberá ser pagado por el mismo deudor, para que en caso de fallecimiento los
acreedores puedan resarcirse de la deuda impaga cobrándole a la compañía
aseguradora.
De esta forma, si algún acreedor efectivamente rezaba para
ayudar espiritualmente a sus clientes, dejaron de hacerlo porque ya nos les
preocupa la vida o la muerte de los deudores, pues saben que, en caso de
fallecimiento, la deuda pendiente será cancelada por la compañía aseguradora.
En suma:
quienes se sobreendeudan pensando que los acreedores harán fuerza para que el deudor tenga una larga vida, ya no tendrán
más la necesidad de recurrir a ese procedimiento porque sería inútil: los
acreedores ya no se preocupan por la existencia de los deudores. Por supuesto,
la compañía aseguradora tampoco se preocupa porque en el cálculo de los costos
que paga quien se endeuda, ellos indemnizan todos los siniestros (cancelación
de deudas por fallecimiento) y, aun así, ganan lo suficiente.
(Este es el Artículo Nº 2.165)
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