Hablar de dinero es difícil para todos, pero teniendo algunas ideas claras, esa dificultad desciende considerablemente.
Es bueno tener las ideas
claras. Cuando esto ocurre actuamos con más aplomo, seguridad, serenidad. A su
vez, nuestros interlocutores sienten nuestro estado de ánimo y responden a él
dándonos su aprobación, su preferencia y hasta su amistad.
Tener las ideas claras no
significa disponer de alguna verdad indiscutible: ¡para nada! Las personas
religiosas suelen tener ese aplomo contagioso que genera un halo de aprobación
y, sin embargo, creen en algo tan inverosímil como es Dios. Por lo tanto acá
tenemos dos ideas importantes:
1) Quienes tienen sensación de
seguridad anímica inspiran confianza en los demás y estos reaccionan dando su
aprobación, aceptándolos socialmente, brindándoles confianza, eligiéndolos como
amigos;
2) Las ideas religiosas, que
parecerían ser totalmente inútiles por su carencia de fundamento, son útiles
para generar ese estado de seguridad, que no por su falta de realismo es menos
efectivo.
En suma: cuando estamos seguros de todo, sin
importar el realismo o el delirio utilizado para acceder a ese estado,
generamos buenas relaciones interpersonales.
Otra forma de adquirir esa
actitud beatífica es conociendo explicaciones de cómo y por qué hacemos lo que
hacemos.
En este video les comento una
historia personal en la que un razonamiento de mi madre es traído al presente y
al Cyber-espacio.
En pocas palabras, esa idea de
ella tenía que ver con el trabajo y la remuneración:
Cuando trabajo para otro puedo
imaginar que trabajo para mí mismo y que, cuando el verdadero destinatario de
mi producción me paga, lo que me paga es lo que dejé de ganar por hacerle el
trabajo o, quizá también, como digo en el video, lo que me paga es lo que yo
necesité para vivir durante esos días en los que le dediqué mi esfuerzo, tiempo
y profesión.
El progreso económico ocurre
cuando cada vez más personas nos piden ocupar su lugar haciendo algo para
ellas, con el mismo amor que sentiríamos si el trabajo fuera para nosotros.
Hablar de dinero es difícil
para todos, pero teniendo algunas ideas claras, esa dificultad desciende
considerablemente.
(Este es el Artículo Nº 2.186)
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