Las técnicas de comercialización
de mercaderías podríamos aprovecharlas para conseguir empleo, pero antes
deberíamos reconocer que el acto de vendernos
no equivale, como a veces creemos en nuestra cultura, a dejarnos sobornar, a
prostituirnos o a esclavizarnos.
En el video les comento que un
primer buen paso para buscar dónde ganarnos el dinero necesario consiste en
aceptar ciertas ideas:
— Somos personas capaces de
solucionarle problemas a los demás.
— Debemos pensar que esas
personas tienen parte del dinero que necesitamos;
— Debemos pensar que para esas
personas, bajo ciertas circunstancias, prefieren conseguir nuestra ayuda a
quedarse con esos papeles valiosos (dinero);
— Debemos admitir que existe
una cantidad de ese dinero que razonablemente puede pasar a nuestro bolsillo si
hacemos ciertas tareas que, para quien tiene ese dinero, son más importantes
que seguir teniéndolo, es decir: es significativo saber que el comprador de
nuestras mercaderías o servicios está dispuesto a ceder parte del dinero que
tienen a cambio de algo que podemos darle, que nunca podrá valer menos de lo
que habremos de cobrar. Esta condición es fundamental: no podremos cobrar de
más.
Los obstáculos a los que me
refiero en el video aparecen porque en nuestra cultura hispano-parlante podemos
entender que venderse es
aceptar un soborno, o actuar como una prostituta o dejarnos adquirir como si
fuéramos esclavos.
Pues bien, si aceptamos que no somos corruptos, ni
prostitutas ni esclavos, pero que de todos modos nos conviene vender nuestras
artesanías, nuestro servicio, entonces podremos aplicar todas las técnicas de
comercialización que se utilizan para vender objetos o servicios. Si no podemos
vendernos activamente, nuestro
crecimiento laboral será lento porque pasará mucho tiempo antes de que los
demás sepan de nuestra existencia y de nuestras buenas ofertas.
En este artículo agrego algo más. Hemos oído el refrán que
dice «Del dicho al hecho hay un gran trecho».
Pues bien, cuando estudiemos las técnicas de
comercialización de nuestra capacidad laboral, recordemos que los libros están
escritos con palabras y que es muy fácil suponer que leerlas equivale a
actuarlas. Si leo «Necesitamos publicitar nuestro nombre como si fuera una
marca», mi cerebro pensará que la propia lectura es el acto en sí, sin embargo,
la sabiduría popular creo el refrán que dice «Del dicho al hecho, hay un gran
trecho», precisamente porque somos capaces de creer que leer, decir o hacer son
exactamente lo mismo.
(Este es el Artículo Nº 2.180)
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