jueves, 3 de abril de 2014

Las desigualdades socioeconómicas


Los humanos nos comparamos por nuestra disponibilidad de dinero, por razones básicamente arbitrarias. Lo que sí necesitamos es vincularnos, tanto sea mediante el amor o mediante el odio. Lo que necesitamos de manera imprescindibles es sentir que formamos parte de un colectivo (familia, sociedad, gremio).

Una cosa es que existan personas ubicadas por debajo de la línea de pobreza, en la indigencia, y que no puedan tener una vida digna y otra es que hagamos un verdadero escándalo con esa situación.

Todos somos diferentes y, a grandes rasgos, conformamos grupos enormes, que nos diferenciamos: millones de enfermos piensan en los millones de sanos, millones de feos piensan en los millones de lindos, millones de familias con muchos hijos piensan en los millones de familias que no pueden tener hijos, millones de pobres piensan en millones de personas que no saben qué es tener escasez de dinero.

En este último punto vivimos una situación escandalosa. Las otras diferencias son tanto o más dramáticas que la cantidad de dinero disponible, pero es en este aspecto que la situación se presenta de manera más espectacular.

El comentario que les hago en el video refiere a que nuestra forma de vincularnos es por medio de los sentimientos que nos inspiramos mutuamente.

Tanto el amor como el odio son sentimientos que forman vínculos, ya sea de atracción o de repulsión, pero gracias a ellos tenemos en cuenta al otro.

En grandes líneas, es posible decir que amamos a quienes se parecen a nosotros y que odiamos a quienes no se parecen a nosotros. En el fondo tenemos un asunto de tolerancia o intolerancia al diferente... al diferente a cada uno de quienes amamos u odiamos.

La cantidad de dinero disponible es un indicador que nos diferencia, pero lo hemos elegido con bastante arbitrariedad. No se nos ocurre enojarnos con quienes tienen mejor salud, más belleza, más hijos.

En suma: en este artículo les propongo pensar que el dramatismo con el que vivimos las diferencias socioeconómicas que nos enfrentan y tanto nos angustian, quizá sea antojadizo, eventualmente absurdo y despótico. Lo que en el fondo necesitamos es diferenciarnos para estimular algún sentimiento, de unión o de rechazo, con el cual sentirnos vinculados como integrantes de la misma especie, porque somos esencialmente gregarios, sociales, no podemos vivir solos, necesitamos amigos y enemigos, para sentir que estamos vivos.

(Este es el Artículo Nº 2.167)


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