Las personas de izquierda y de derecha, en realidad, pertenecen a un grupo más grande, sin embargo, a la hora de identificarlos, podemos apelar a esta designación parcial, evocando la preferencia ideológica partidaria.
En otras palabras: dos grandes
grupos humanos, caracterizados por entender la vida de formas diferentes, son
identificados con un rasgo más, como si este fuera el que determina al resto.
Por ejemplo: una persona de
izquierda tiende a suponer que todo puede ser controlado. Supone que «La unión hace la
fuerza» y como, según ellos, las cosas ocurren por la fuerza, acumulando la
fuerza suficiente todo puede lograrse. De ahí que este gran grupo de personas
también cree en el eslogan «Querer es poder», es decir, si todos quieren algo y
se unen con el mismo objetivo, terminarán lográndolo porque es esa voluntad la
que puede juntar la energía suficiente para hacer lo que sea, “Contra viento y
marea”, “Pese a quien pese”..., «Todos juntos podemos», «Unidos venceremos»,
«El pueblo unido jamás será vencido» y demás consignas voluntaristas que
definen nítidamente cuál es el ánimo que caracteriza a las personas de
izquierda.
Una persona de derecha difícilmente sea tan apasionada, voluntarista,
radical, solidaria como una de izquierda. El individualismo propio de los
integrantes de la derecha ocurre como consecuencia de nuestra visión de la
vida. Según esta visión, cada uno debe arreglarse como pueda. Eventualmente,
podemos tener deseos de ayudar a alguien que lo necesita, pero ayudaremos solo
cuando podamos realmente, no cuando las circunstancias emotivas y colectivas
nos empujen a ser uno más que participa en un movimiento de masas avasallante,
en el que la decisión individual queda disuelta en la decisión grupal. Las
personas de derecha no creemos en que con la prepotencia que deriva de la
fuerza bruta generada por la acumulación masiva de voluntades irracionales, se
llegue a logros mejores que mediante el acuerdo organizado, en instituciones
establecidas con anterioridad y regidas por normas que se cumplen.
En suma: hablar de derecha
y de izquierda implica usar etiquetas cómodas, para definir conceptos que van
más allá de la ideología política que cada uno prefiera.
(Este es el Artículo Nº 2.185)
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1 comentario:
En este post definitivamente se equivoca Fernando.
La diferencia esencial entre izquierda y derecha está en que la derecha cree que hay diferencias jerárquicas inamovibles, mientras que la izquierda siempre ha pretendido la progresista posición de una igualdad esencial.
Las consecuencias de cada una de esas formas esenciales de pensar a lo social son múltiples y rara vez son positivas.
Las derechas devienen en diversas maneras de organizar las cosas que coincidentemente mantienen siempre los privilegios de unos que "por casualidad" ya eran privilegiados.
Las izquierdas devienen erradamente en querer forzar igualdades materiales y otras contingentes.
En lo positivo, la derecha se fija en el mérito de la persona, la izquierda en los derechos humanos de la persona.
Si ambas visiones pudieran dialogar para adoptar sus propios aspectos positivo se podría lograr una organización social que respetara el derecho de cada quien sin importar privilegios de origen y a la vez dotara con justicia según el mérito de cada quien.
No puedo sino diferir de su interpretación cuando asigna voluntarismo e irracionalidad a una posición que ha dado intelectuales de extraordinario nivel.
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