Si fuera al revés, es decir, si los simios descienden del ser humano, entonces los pobres serían personas cuyo grado de evolución estaría siendo superior al de las personas ricas.
No es esta la primera vez que
abordo la hipótesis opuesta a la de Charles Darwin. (1)
Él propuso que el ser humano
desciende del mono, dando por sobrentendido que somos más evolucionados que los
simios, mientras que yo propongo la hipótesis opuesta, en tanto digo que los
animales descienden del ser humano, considerando que ellos son más perfectos
que nosotros, aunque tendemos a pensar lo opuesto.
Quizá no debería ir tan lejos
y conformarme con proponer que solo los simios descienden de nosotros.
El objetivo de esta propuesta
alternativa es pensar en la pobreza como un rasgo de evolución y no como una
situación que deberíamos mejorar.
Si la mayoría de los humanos
viven tan pobremente como los animales, podríamos pensar que esa mayoría es el
conjunto de personas que está cursando una etapa evolutiva superior para que,
dentro de varios siglos, sus descendientes lleguen a ser tan perfectos como los
monos.
Correlativamente, podemos
deducir que los no pobres actuales somos quienes más alejados estamos de la
perfección.
(Este es el Artículo Nº 2.183)
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