Según algunas recomendaciones de Jesús, expresadas hace 21
siglos, los supermercados son una réplica humana del reino de Dios. En ellos encontramos
alimento y vestimenta.
Los humanos somos animalitos
omnívoros, es decir que, al igual que los cerdos y los mandriles, nos
alimentamos con sustancias orgánicas de origen animal y vegetal.
Los animales silvestres,
aquellos que viven sueltos, sin un amo que los vigile, los cuide y los utilice,
resuelven su alimentación deambulando por los lugares en los que pueden
encontrar alimento: praderas, bosques, ríos.
Los humanos disfrutaríamos
siendo recolectores y cazadores como los animales silvestres, quizá porque así
fueron nuestros primitivos ejemplares de la especie o porque actualmente
preferiríamos no tener un amo que nos vigile, nos cuide y nos utilice.
Los proveedores con
autoservicio atraen a sus clientes ofreciéndonos una réplica de aquellos
orígenes. En su local podemos tomar lo que ahí encontramos, como quizá ocurrió
con los primeros seres humanos.
Es probable, entonces, que
aquellos que preferimos aprovisionarnos en un supermercado nos sentimos
estimulados por un deseo ancestral que se remonta miles de años.
Los sistemas de autoservicio
también parecen aptos para fantasear con aquella propuesta de Jesús, que les
transcribo copiando del Evangelio de Mateo:
“Mirad las aves del cielo, que no siembran,
ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No
valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que
se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?
Considerad los lirios del campo, cómo crecen: No trabajan ni hilan; pero os
digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y
si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste
así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues,
diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los
gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis
necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el
día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su
propio mal.”.
En suma: Según estas
recomendaciones de Jesús, expresadas hace 21 siglos, los supermercados son una
réplica humana del reino de Dios. En ella encontramos alimento y vestimenta.
La necesidad de pagar antes de salir del
reino de Dios es un requisito impuesto por nuestro Padre celestial hace unos
pocos siglos.
(Este es el Artículo Nº 2.170)
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario