La obsesión por consultar minuto-a-minuto la
información actualizada resta inevitablemente posibilidades de trabajar
realmente y también resta capacidad competitiva frente a otros trabajadores
menos obsesionados.
Supongo que los humanos
siempre estuvimos pendientes de cómo está el contexto en el que tenemos que
desarrollar nuestras actividades: trabajar, trasladarnos, pasear.
Supongo también que el clima
siempre fue un factor de preocupación, especialmente en aquellos hábitats en
los que puede ser más agresivo: nevadas, ciclones, lluvias torrenciales,
granizadas.
En ámbitos más civilizados, a
nuestros abuelos les habrá preocupado saber si el territorio sería invadido por
enemigos, si tendrían que alistarse para defender las fronteras, si alguna
epidemia podría exterminarlos, cuáles fueron los edictos más importantes del
rey.
En suma: los humanos somos animales
consumidores de información. Sin ella solemos padecer ansiedad e incertidumbre.
La calidad y la oportunidad de las noticias siempre han sido asuntos valiosos.
En la última década se ha
establecido un fenómeno que puede influir en nuestra capacidad competitiva. Si
muchos trabajadores no pueden parar de recibir información, aquellos otros que
puedan dedicar más tiempo y energía a producir verán aumentados sus ingresos y
las oportunidades laborales.
En otras palabras: la obsesión
por consultar minuto-a-minuto el dispositivo o el medio de comunicación
(celular, tablet, Twitter, Facebook), restará inevitablemente posibilidades de
trabajar realmente. Apelando al absurdo: si un hombre de las cavernas hubiera
dedicado todo el día a mirar las nubes, no habría podido recolectar y cazar
para conseguir el alimento o los insumos necesarios para él y su familia.
(Este es el Artículo Nº 2.175)
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