martes, 24 de noviembre de 2009

Los perjuicios del beneficio

Hace unos días publiqué un artículo con el título Trovador traidor en el que proponía la hipótesis de que el arte (literatura y canto) puede estar al servicio de la explotación de los ciudadanos más débiles para beneficiar a los gobiernos y a las clases privilegiadas que se dejan criticar por ellos para descomprimir la furia que podría terminar en un estallido social.

Pasan los milenios y la desequilibrada distribución de la riqueza continúa.

Pude tratarse de una condición inevitable o puede tratarse de un error que algún día se corregirá. Apuesto a esta última posibilidad.

Además de esos artistas traidores, existen instituciones que procuran conservar la pobreza.

Las organizaciones de beneficencia, que deberían existir con carácter transitorio para resolver las necesidades urgentes de quienes transitoriamente carecen de los recursos materiales suficientes, pasan a tener un rol permanente.

Quienes han encontrado en la ayuda a los necesitados un sentido para sus vidas, no querrán de ninguna forma quedarse sin ese trabajo porque caerían en un pozo depresivo muy doloroso.

Estos benefactores profesionales quizá se inicien en esta actividad con el impulso juvenil que se caracteriza por el idealismo y la actitud solidaria, pero luego encuentran que sin la ayuda a los pobres no sabrían qué hacer.

Es en este punto donde los filántropos se convierten en agentes empobrecedores.

Como la mayoría de las culturas aplaude esta actitud, los empobrecedores profesionales son alentados a continuar.

Esta aprobación social a los benefactores que a la postre evitan la erradicación de la pobreza, es un espectáculo realmente paradójico.

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11 comentarios:

Gustavo Pereyra dijo...

Hay gente que necesita ayuda sin duda pero me gustaría que todo fuera un poco más controlado, con intervención del estado.

Gimena dijo...

La Teletlón me tiene podrida.

esteban sosa dijo...

Yo soy benefactor de una ong. ( www.masmanitos.org.ar ) y lamento tener que serlo porque lo ideal es que los padres respondan ante los hijos, pero como los padres se borran, somos los benefactores los que afrontamos la responsabilidad social. en "más manitos" no se mantienen vagos, pero si se forjan ciudadanos honorables y laboriosos que producen más de lo que gastan y ofrecen más de lo que exigen.

Lorenzo dijo...

En las empresas públicas se están creando unidades dedicadas a la responsabilidad social.

Martín dijo...

Los trovadores traidores no se saben la letra de memoria.

Lucas dijo...

También creo que algún día se acabará con la pobreza... el día que la tierra quede sin humanos.

Lautaro dijo...

Si las organizaciones sociales que apoyan a las personas que por distintos motivos han quedado en un estado de vulnerabilidad, tuviesen carácter transitorio, no se podría atender a las nuevas personas que lleguen a ese estado. Ud bien sabe que estamos muy lejos de resolver el problema de la pobreza.

Eusebio dijo...

Por bastante tiempo el trabajo para quienes se ocupan de los necesitados está más que garantizado. No se necesitan agentes empobrecedores, hay sobredemanda y de todos modos el trabajo sigue siendo abundante.

Marcia dijo...

Entonces los psicólogos están promoviendo la enfermedad mental.

Tertuliano dijo...

Se necesitan benefactores que repartan el pescado, pero lo imprescindible es que les enseñen a pescar.

Juan C Anselmi dijo...

Bueno, el autor mezcla dinero, riqueza, pobreza, espíritu solidario.
Estas ideas perfectamente pueden dar sentido moral y objetivo a una vida.
Quien escribe estas líneas se interesa mucho en la pobreza y en los problemas sociales, pero este interés no fue desarrollado en la juventud sino más bien en la edad adulta. Y al ser quien escribe de profesión ingeniero, deseo encarar este asunto no con un enfoque meramente altruista y para el propio alivio moral personal (enfoque del buen samaritano), sino con un criterio técnico, ingenieril, y realista: Concebir un entramado social donde la pobreza y muchos otros problemas sociales (narcoadicciones, corrupción, etcétera) ya no existan o se hayan visto reducidos en grado superlativo.
Si estamos en un bote donde entra agua, muy bien por quién quiera ayudar a resolver el problema, pero si la solución consiste en sacar agua con un baldecito, y lo que así sacamos es menos que lo que entra al bote, tarde o temprano vamos a hundirnos.
La corrupción, los robos, las estafas, las propias incongruencias de nuestra institucionalidad, permiten apropiarse de enormes recursos, y debemos comenzar por allí, por disminuir esas enormes sangrías, pues si ellas se mantienen la pobreza seguirá.
Personalmente he analizado en profundidad las ventajas del dinero nominativo y las incongruencias de nuestra organización bancaria y financiera, con el enfoque promovido desde Barcelona por el CENTRO DE ESTUDIOS JOAN BARDINA, y entiendo que allí puede estar la solución.
Pero claro, si en este tema solamente se interesan un grupito de académicos, y no hay eco ni a los niveles políticos y en los medios de comunicación, las propuestas de BARDINA nunca pasarán de una curiosidad académica.