Quienes pronostican el futuro en realidad expresan su propio deseo y luego harán lo posible para que su vaticino (deseo) se cumpla.
Es cierto que la incertidumbre (1) es molesta y hasta puede llegar a torturarnos si la expectativa refiere a algo tan preocupante como es el resultado de una biopsia.
La intensidad de ese estado ansioso depende no solamente de cuán importante sea la expectativa, sino también
— de nuestra tolerancia a la ansiedad (algunas personas son más ansiosas que otras) y
— de cómo sean las otras dudas sobre el futuro: no es lo mismo esperar el resultado de un examen escuchando música a esperarlo cuando han ocurrido sismos y son posibles réplicas (reiteración de un sismo).
El antídoto (calmante) más utilizado para aliviar la incertidumbre es la adivinación del futuro, el pronóstico, la futurología.
A partir de que la humanidad ha nacido en un sistema solar relativamente estable y en un planeta que no ha variado su ritmo desde que existimos como especie, podemos extrapolar (extender, comparar) esta previsibilidad de los días, las noches, los meses, los años, como también podemos saber cómo estarán las agujas de un reloj en cualquier momento futuro si nunca se detuviera.
Esta previsibilidad tan confiable (la del sistema planetario), cuando se suma a nuestra imperiosa necesidad de bajar la ansiedad que nos produce la incertidumbre, nos compele a un fuerte abandono de la racionalidad para creer que el futuro puede ser pronosticado en cualquier tema.
Cuando intentamos ganar dinero nos encontraremos con que:
— Nos dirán qué ocurrirá en el futuro aunque en realidad no puedan saberlo,
— Luego de emitido su pronóstico, los adivinos harán lo posible para que se cumpla su pronóstico, ya sea alterando los acontecimientos o la información sobre los mismos,
— Tendremos muchas ganas de creer en esas farsas.
(1) La enfermedad que nos alivia
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11 comentarios:
Si espero el resultado de un exámen, entre réplica y réplica, se me terminará yendo toda ansiedad por el exámen. Esta se trasladará a otros asuntos, y es probable que salga corriendo del edificio para evitar que una pared se me caiga encima. Total los resultados del exámen, en fija, van a quedar sepultados.
Lucas acaba de plantear algo digno de ser tomado en cuenta: los asuntos más urgentes o graves atraen la ansiedad hacia ellos, dejando libres los asuntos menores.
Gracias a ese mecanismo mi abuela pudo criar nueve hijos sin volverse loca.
Lo que dijo Tatiana me recuerda algo que se planteó en sus blogs estos últimos días. Pere que lo busco.
Ya lo encontré! El artículo es de este blog y se llama "La enfermedad que nos alivia". Allí ud habla de la posibilidad de centrar nuestra ansiedad y nuestra angustia en una enfermedad, para descentrarla de otros asuntos, que en realidad son más penosos.
Claro que acá el mecanismo sería el contrario al descripto por Lucas; en lugar de cargar lo más grave, se cargaría lo menos trascendente para ocultar lo más importante. Parecería que nuestra psiquis puede hacer una y otra cosa.
Pronosticarse el futuro uno mismo es una tarea imposible, pero bueno...
Lo que no soporto es que se concurra a un adivino para pedirle pronósticos. Cómo no se dan cuenta de que les van a decir lo que quieren escuchar!!! Los "adivinos" son gente que conoce a mucha gente, saben tirar de la lengua, interpretan correctamente la gestualidad del consultante, son muy intuitivos y no tienen escrúpulos.
El día que después del día venga otra vez el día, se acaba con todos los pronosticadores.
Bah... no creo que sea tan fácil.
A mí a veces me viene el pálpito. Se me da que tengo que jugarle al 32, y le juego al 32, y le juego al 32, y le juego al 32... así hasta que saque!
En la empresa me dijeron que tenía importantes oportunidades de crecimiento.
La verdad que si le digo que eso se cumplió, es porque le miento.
Cuando ocurre algo imprevisible, nos sorprende mucho que todo lo previsible continúe sucediéndose sin alteración alguna.
Extrapolar es imposible. Más que el polo que querés! El agujerito del globo terráqueo!
Mi abuela jura que el reloj del abuelo se detuvo cuando el murió. Yo no le digo nada, la magia puede aliviar las tragedias, pero la verdad es que yo pienso que el abuelo olvidó darle cuerda al reloj, desde que se empezó a sentir mal.
Si mi marido fuera la mitad de estable que el sistema solar, mi vida sería otra; se lo aseguro.
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