El dinero contribuye a nuestra felicidad porque
proviene de un ser humano que ayudamos.
Mientras tomamos un café les
comentaré argumentos de por qué el dinero podría darnos felicidad.
Si con dinero conseguimos
comida, abrigo, alojamiento, higiene y entretenimiento, podemos pensar que
cuando esos insumos están ausentes difícilmente contemos con el bienestar
mínimo que imaginamos en un estado de felicidad.
Por lo tanto, el dinero es
útil para evitar el malestar que causan las necesidades y deseos insatisfechos.
El ocio suele ser un fenómeno
que requiere sus límites. Un poco es agradable y hasta necesario, pero si fuera
excesivo comenzaría a molestarnos y, por lo tanto, a quitar las posibilidades
de que fuéramos felices.
Para tener dinero no hay más
remedio de trabajar, moverse, pensar, trasladarse, estresarse, arriesgarse, es
decir que, para tener dinero tenemos que privarnos del ocio y del aburrimiento
que este suele provocar cuando es excesivo.
Por lo tanto, para tener
dinero tenemos que hacer cosas que directamente nos salvarán del tedio. Un
trabajo adecuado, imprescindible para conseguir dinero, nos salva del ocio
excesivo y del mortificante hastío.
Debo confesar que mi argumento
predilecto que fundamenta por qué el dinero podría darnos felicidad, es el
siguiente:
Quien tiene dinero hizo algo
que otro ser humano necesitó o deseó tanto que estuvo dispuesto a pagar por
ello.
Porque soy egoísta, y no me
arrepiento, alguien puede hacer cosas valiosas para el cuidado de los
vegetales, de la naturaleza inerte o de animales no humanos, pero ninguno de
estos beneficiados dispone de dinero.
El dinero es una mercancía
100% humana, solo se genera y tiene valor entre ejemplares de nuestra especie.
Ningún otro ser vivo sabe qué son estos billetes.
Por lo tanto, el dinero
contribuye a nuestra felicidad porque proviene de un ser humano que nos
necesitó.
(Este es el Artículo Nº 1.940)
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