miércoles, 17 de julio de 2013

Honorarios que compran desengaño




El paciente de psicoanálisis paga una cantidad de dinero equivalente al valor subjetivo de la realidad que desea asumir.

Podríamos decir que los honorarios que les pagan los pacientes a los psicoanalistas cubren las necesidades de estos para vivir de su trabajo, pero por añadidura, indirectamente.

No puedo asegurar que los psicoanalistas tengan esta opinión en forma unánime. Quizá algunos, muchos o pocos, no sé, regulan el monto de sus honorarios atendiendo a parámetros del mercado, tomando como referencia cuáles son los aranceles de los psicólogos, o los abogados, o los arquitectos.

Sin embargo la idea del psicoanálisis es diferente a la que tienen los demás prestadores de servicios.

En psicoanálisis el valor de los honorarios también es terapéutico y el monto debe fijarse atendiendo a cómo participan en todo el trabajo que el analista y el analizante realizan en cada etapa del análisis.

Aplicando el punto de vista de la economía de mercado, del capitalismo común y corriente, un economista podría decir que esta fijación de honorarios es arbitraria, fuera de lugar, antojadiza.

Sin embargo el tema es bastante más interesante que el simple pago de un tiempo, o de una consulta puntual, o de un procedimiento como podría ser el de recetar lentes o un audífono.

El dinero que le paga el analizante al analista debe tener para el primero un valor de renunciamiento, de responsabilidad, de desengaño.

Recordemos que este tipo de tratamiento estará dirigido a terminar con algo muy parecido a una drogadicción, esto es, estará dirigido a terminar con los autoengaños, con las soluciones fáciles, con el apego a ilusiones, a fantasmas, a síntomas que en el fondo son más placenteros que las realidades que encubren.

El paciente necesita desprenderse de una cantidad de dinero equivalente al valor subjetivo de las debilidades que desea abandonar.

(Este es el Artículo Nº 1.943)

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