En condiciones normales podemos juntarnos durante el
tiempo que dure la alegría de estar juntos, sin reglamentos ni vigilantes.
Una empresa es una unidad
productiva en la que se concentran varias voluntades para interactuar con el
mercado y alcanzar ciertos objetivos atractivos para los integrantes de la
empresa.
Por ejemplo, cuatro personas
comparten accidentalmente la misma mesa para almorzar en un Congreso y es tan
notorio el buen entendimiento que circula entre ellos que uno dice: «Che, por qué no nos
juntamos y armamos algo?».
Probablemente si estas personas no viven en el Río de la Plata digan lo
mismo pero con otro registro de habla.
Por ejemplo, dos personas comparten accidentalmente la misma mesa para
almorzar en un Congreso y es tan notorio el buen entendimiento que circula
entre ellos que uno dice: «Che, me gustaría que viviéramos juntos para
conocerte más».
Luego de leer estos dos ejemplos lo repito, pero con algunas
modificaciones:
Una empresa es una unidad
productiva en la que se concentran dos o más voluntades para interactuar con el
resto de la sociedad y alcanzar ciertos objetivos atractivos para sus integrantes,
como por ejemplo: ganar dinero, tener hijos, realizar un proyecto común,
acompañarse, y, en todos los casos, disfrutar de la vida.
Este último punto es el más
importante: disfrutar de la vida.
Nuestra cultura cristiana,
gris y sufriente, ve con malos ojos la alegría humana, excepto que se practique
en una iglesia bajo la vigilancia de algún sacerdote de paternidad prohibida.
El celibato de estos
funcionarios demuestra, sin más pruebas, que la Iglesia Católica no predica con
el ejemplo, que solo aconseja con un discurso emitido desde grandes
construcciones, arquitectónicamente muy bellas y costosas.
En condiciones normales
podemos juntarnos durante el tiempo que dure la alegría de estar juntos, sin
reglamentos ni vigilantes.
(Este es el Artículo Nº 1.941)
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