Existe un pensamiento que parece religioso entre
quienes creen que todo puede arreglarse con dinero y que riqueza significa
perfección.
El pensamiento religioso
existe entre quienes no aceptan que la vida sea esta poca cosa que compartimos
con los demás animales y vegetales.
Quienes tienen un pensamiento
religioso consideran que lo verdaderamente real es intangible, mientras que lo
tangible es una consecuencia de las fuerzas intangibles, generalmente
unificadas en el concepto Dios.
Lo que los religiosos no
pueden aceptar es esta mortificante carencia de poder que sentimos, las
limitaciones de la vida terrenal les parecen intolerables, las imperfecciones
les resultan abominables, vergonzosas, odiosas.
Por el contrario, los
religiosos sólo aman aquello que sea todopoderoso, absolutamente carente de
debilidades, flaquezas, cobardía.
Las elevadas aspiraciones de
los religiosos los llevan a no aceptar otra cosa que no sea «lo sagrado». Por
esto rechazan con desdén lo profano.
Son personas especialmente aptas para el lujo, la riqueza, el boato, la
magnificencia, aunque quizá vivan en situaciones exactamente opuestas, esto es,
en la pobreza, la escasez, la frugalidad, la austeridad.
Si observamos la belleza y esplendor de algunos edificios religiosos
podemos suponer que solo en ese ámbito sagrado corresponde representar lo que
efectivamente creen encontrar en las figuras sagradas: los dioses son la
riqueza, la perfección, el poder, la omnipotencia pero los humanos solo tenemos
eso de lo que huyen los religiosos, esto es, el vano poder de lo material.
Así como las personas con pensamiento religioso desprecian lo material,
especialmente el dinero, solemos encontrarnos con personas que sobrevaloran el
poder del dinero.
Existe un pensamiento que parece religioso al que se lo reconoce porque
siempre busca soluciones económicas para las dificultades que lo afectan,
suponen que todo se arregla con plata, asignándole a esta los atributos que los
religiosos solo encuentran en Dios.
(Este es el Artículo Nº 1.931)
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