lunes, 23 de marzo de 2009

La cotización del llanto

Planteo otro posible origen de las dificultades económicas.

El llanto del pequeño es una pedido, una demanda, una solicitud. Es la única forma que posee para restablecer algún equilibrio perdido ya sea por hambre, frío, suciedad, dolor, angustia.

La persona que está ahí para re-equilibrarlo (generalmente la madre), tiene una determinada forma de reaccionar ante el llanto. Imaginemos sólo tres bien sencillas: acude inmediatamente, acude tardíamente o se toma un tiempo intermedio entre esos dos.

Es muy probable que esta forma de reaccionar de la madre fije en el cerebro de niño algo así como «cuanto llanto le cuesta a él conseguir que los demás le devuelvan el equilibrio».

Este esfuerzo que él hace para solucionar su problema (hambre, frío, etc.), puede determinar —de ahí en más— cuánto es lógico «esforzarse» para solucionar las dificultades de la vida.

Simplifico: Si la madre acude inmediatamente, es probable que el niño llegue a la adultez con la idea de que si las cosas no son fáciles, no le sirven (las rechaza, las abandona); si la madre acude tardíamente, es probable que el niño llegue a la adultez con la idea de que la vida es muy sacrificada y estará dispuesto a realizar grandes esfuerzos o pensará que lo fácil no tiene valor.

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23 comentarios:

Anónimo dijo...

INCREIBLE BLOG,DESCONOCIA QUE EXISTIERA UN BLOG QUE SE BASARA EN PRINCIPIOS PSICOANALITICOS ENFOCADOS AL DINERO, ECONOMIA Y FINANZAS PERSONALES, FELICIDADES AL CREADOR DE ESTE BLOG¡¡¡¡¡¡¡

Anónimo dijo...

jaja, qué ingenioso! Me gustó.

Anónimo dijo...

Yo estudio a un autor inglés que se llamaba Winnicott y que decía que lo mejor es una "madre suficientemente frustrante".

Decía algo de lo que usted dice.

Anónimo dijo...

Lo que a mí me pasa es que todo me aburre. Al poco tiempo me viene un desinterés demoledor y no quiero hacer nada. Me viene como una fobia y tengo que irme, que irme, ya,ya.

Anónimo dijo...

El llanto de un niño es la cosa más taladrante que pueda existir. Prefiero vivir al lado de la vía del tren y no al lado de una maternidad.

Anónimo dijo...

Los abuelos son el peor invento para destrozar la capacidad de resistencia a los fracasos. Ellos, como ya no aguantan más nada porque la vida los gastó y están débiles, se convierten en esclavos de los llorones, le consienten lo que sea con tal de que se callen, sin entender que son ellos los que no quieren oírlos llorar.

Anónimo dijo...

Primero me calenté por el spam publicitario pero ahora veo que los contenidos de este blog no son cualquier boludez. Acá hay ideas interesantes.

Retiro la puteada por el spam.

Anónimo dijo...

Debo suponer que usted postula este factor como uno más de los que pueden influir en la actividad económicamente rentable. Nunca podría ser el único... aunque ahora pienso que podría ser el principal o el determinante.

Anónimo dijo...

Arriesgo un resumen extremo: El llanto es un trabajo pediátrico.

¿Qué tal? ¿Suena bien no?

Anónimo dijo...

jajaja, mi casa, con mi hija y dos sobrinos, es un mercado de demanda casi permanente. Los agentes llorones están bravísimos.

Arriba esos ánimos que peor que yo no podrían estar con estos imbancables!

Anónimo dijo...

Sabe lo que para mi es importante, que el bebito sólo emita una única señal y que de ahí haya que probar mil cosas para saber qué lo calmará. Ni siquiera sabe hacer gestos, porque si uno va a china es probable que algo nos entendamos pero con los muy pequeños es puro tanteo y eso a veces descoloca bastante.

Ignacio L dijo...

Entónces podríamos decir que el equilibrio estaría en optar por tomarse el tiempo intermedio?
Como bien postula la psicología, la forma en que se de da el parto influye en la vida del niño posteriormente, por eso para mí tiene bastante sentido lo que decís acá.
Aunque si bien es sabido que todo lo relativo a las tendencias y patrones de personalidad (el ego de una persona) no se cristaliza sino hasta aproximadamente los 7 años, es de suponer que el generar una buena resistencia a la frustración (por así decirlo) es importante desde la más temprana, edad, sobre todo en los tiempos que estamos viviendo.

Anónimo dijo...

Dialogan el psicoanálisis con la economía: El pequeño tiene que aprender cuánto vale su llanto. Si aprende que su llanto vale mucho, recurrirá a él una y otra vez y si nota que vale poco, buscará otras opciones "de pago" (hacer los deberes, portarse bien, guardar lo juguetes, no pelearse con los hermanos).

No estamos tan lejos no?

Anónimo dijo...

será que los míos son medios chanchos...la cuestión es que nunca lloran porque están sucios, más bien lloran cuando los meto a la ducha.

Anónimo dijo...

Para mí que si la madre acude en un tiempo intermedio, el pibe quizás llegue a la adultez con la idea de practicar deportes extremos.

Anónimo dijo...

Al nenito de la foto lo dejan llorar, lo visten como payaso ... ¡qué idea se hará de la vida! Sentirse un payaso llorón es un factor esquizofreinizante!

Anónimo dijo...

Yo cada vez que intentaba re-equilibrar a mi bebé terminaba re-angustiándolo. Es triste.

Anónimo dijo...

Lo más lógico para solucionar los problemas de la vida es casarse con una mina muy rica. Si de chico te entrenaste para llorar, viene bien, por si la tipa es tacaña.

Anónimo dijo...

No sé si de niña lloré poco o mucho, lo cierto es que cuando cambié el llanto por otros métodos más acordes a mi edad (portarme bien, hacer los deberes, no dar trabajo), ninguno de esos esfuerzos dio resultado. Terminé sintiendo que lo que te daba el otro no dependía de lo que una hiciera. Iba en si le caías bien o le caías mal, y el esfuerzo hecho caía en saco roto.

Anónimo dijo...

La cotización de mi llanto está en baja.

Anónimo dijo...

O sea que la madre debe acudir inmediatamente, tomarse un tiempo, y luego acudir tardíamente. ¿El tiempo te lo tenés que tomar cuando vas corriendo hacia la cuna?

Anónimo dijo...

Mi vecino debe haber sido un chico de llanto largo, porque yo fui fácil con él y me rechazó.

Anónimo dijo...

¡Estoy tan arrepentida! Javi había aceptado finalmente estudiar medicina como su padre pero terminó abandonando.