domingo, 6 de marzo de 2011

Algunos ciudadanos merecen ser reconocidos

Los desocupados, holgazanes, discapacitados, ladrones, también aumentan el Producto Bruto Interno de las economías.

Luego de haber publicado un par de artículos (1) en los que elevo el estatuto de los mendigos, desocupados y ladrones al rango de agentes económicos, argumentando que estas personas, al provocarnos necesidades (reponer lo robado o trabajar más para pagar impuestos solidarios) y deseos (de ayudar al semejante o de no caer nosotros en una condición similar a los menesterosos), nos estimulan, motorizan, dinamizan a quienes sí podemos producir.

Estos agentes económicos son estimulantes, aunque no lo son de una manera elegante, agradable, sublime, sino que por el contrario, nos inspiran lástima, miedo y para algunos ciudadanos, ganas de matarlos.

Reconozco que puede resultar difícil de comprender esta idea porque a todos nos pasa lo mismo: cuando damos por verdadero que un rol social (agente económico) es positivo, creemos que está prohibido asignárselo a personajes que tienen una imagen colectiva negativa (ladrones, menesterosos, haraganes).

En este caso las cosas son distintas.

Yo no estoy proponiendo que los insolventes e irrespetuosos con la propiedad privada sean asignados a tareas de alta responsabilidad o que sean premiados.

Lo que sí digo es que ellos ya son agentes económicos, porque logran hacernos trabajar más a quienes podemos trabajar.

Lo que sí digo es que esos ciudadanos nos mantienen en vilo, nos excitan, nos ponen ansiosos, nos mantienen en estado de alerta, todo lo cual dispara muchas actividades económicas

— seguridad (guardia personal, alarmas, armamento, blindaje, cerrajería);
— psiquiatría, psicología y demás servicios de salud;
— farmacéutica;
— seguros;
— turismo;
— arquitectura;
— construcción;
— O.N.G.s, Teletón, voluntariados
— periodismo (crónica roja en radios, diarios y televisoras);
— asistentes sociales
— … y varios más.

Todas estas actividades lucrativas no existirían sin ese grupo de personas que nos quitan el dinero en forma legal (impuestos, subsidios, limosnas) o ilegal (robo).

(1) El paradójico necogio de ayudar

Huelga de vagos por tiempo indeterminado

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11 comentarios:

la tía dijo...

Ay, Segismundo! Por qué te cambiaste el nombre!

Cacho dijo...

No existirían esas actividades lucrativas pero existirían otras.
La pucha! qué falta de imaginación, che!

Graciana dijo...

Para que un rol social sea positivo, supongo que deberá serlo en más de un sentido. Que nos enfermemos es positivo para una multitud de personas que vivimos de la enfermedad humana, pero por eso no podemos concluir que la enfermedad es positiva.

Sebastián dijo...

Es que el bien no puede existir sin la presencia del mal...

Dahiana dijo...

Tendríamos que encontrar el estímulo en la alegría, no en el terror.
Tendríamos que lograr contrastar la alegría con la apatía; la utopía sería entonces, eliminar la tristeza.

Rogelio dijo...

Qué te hace pensar, Dahiana, que la apatía es mejor que la tristeza?

Dahiana dijo...

Creo que la apatía puede dormir más tiempo que la tristeza. Cuando la tristeza despierta se convierte en violencia y vuelve a enroscarse la espiral del dolor.

Emiliano dijo...

Pensar en un mundo a veces alegre y a veces apático es extraño. Me imagino a la gente bailando en la playa una noche de verano y luego al otro día durmiendo una siesta de ocho horas...
Opa! Igual que este verano en La Pedrera... igual que en Punta del Diablo!

Aída dijo...

Ya sé lo que voy a soñar esta noche! Voy a ver al mendigo que pide en la esquina de casa con un cartelito de bronce prendido en la camiseta. Dirá "agente económico", y cuando vaya a alcanzarle una moneda él clavará su mirada en mis ojos y dirá entre susurros: "este es sólo el principio".

Javier dijo...

No sé si puedo producir o no porque hasta ahora no me han pago.

Jacinto dijo...

Javier no puede desligar la producción del dinero... otra víctima más de nuestra época.