domingo, 27 de marzo de 2011

Sanciones económicas para delitos económicos

La justicia combate los delitos contra la propiedad desestimulando su rentabilidad. Los ladrones, evasores, contrabandistas y demás agentes económicos ilegales, ven afectado su afán de lucro con cárcel (inactividad), multas, desprestigio.

En otros artículos (1) he comentado con ustedes algunas ideas contenidas en nuestro inconsciente sobre la propiedad privada y cómo esos contenidos influyen sobre:

— nuestra filosofía de vida,
— nuestras actitudes frente a los delitos contra la propiedad y
— los sentimientos que padecemos cuando somos víctimas de un robo.

¿Qué hacemos los habitantes de un país para evitar los problemas que causan aquellos ciudadanos que no logran reprimir el deseo de robar, propio de nuestra especie?

Para simplificar la idea, menciono solamente los casos en los que el imputado como ladrón va a la cárcel durante un cierto tiempo.

En otras palabras, alguno de nosotros roba un bien, es descubierto, juzgado, condenado y queda encerrado en una cárcel (inactivo) durante un año.

Seguramente ese robo tuvo fines de lucro, es decir, robamos para revender el objeto o para evitar comprarlo, todo lo cual tiene por objetivo mejorar nuestro patrimonio, aumentar nuestra capacidad económica.

Podemos decir que cuando nuestro natural deseo de apoderamiento no es adecuadamente reprimido por nuestra conducta, educación, disciplina, incurrimos en un delito porque otro ciudadano se ve perjudicado por nuestra actividad. Si no hay perjudicados, el delito no existe.

Como el principal objetivo de los apoderamientos ilícitos es ganar dinero, predomina en nuestra cultura el encarecer las actividades delictivas para desestimular dicho afán de lucro.

Por lo tanto, es posible decir que la justicia apela fundamentalmente a desestímulos económicos (la cárcel impide seguir produciendo) para evitar las apropiaciones indebidas (hurto, rapiña, defraudación fiscal, prostitución, tráfico de drogas, estafas, extorsión, secuestro).

En suma: las sociedades tratamos de perjudicar económicamente las actividades lucrativas que perjudican injustamente a otros ciudadanos.

(1) El cuerpo imaginario

Mi novio me regaló la luna y yo le entregué mi...

El hurto es un delito simpático

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8 comentarios:

Marcia dijo...

Sólo los ladrones de cuello blanco ven afectado su prestigio y sus actividades lucrativas por estar encarcelados. Para la enorme mayoría de los reclusos, el prestigio se teje en la cárcel, y las actividades lucrativas probablemente también.

Leticia dijo...

A primera vista parece que el castigo fuera la privación de libertad.

Paula dijo...

Mi hermana no es ladrona, parece lo mismo pero es otra cosa, ella es cleptómana. No busca un beneficio económico en lo que hace, parece que lo de ella responde a una necesidad psicológica. La prueba está en que lo primero que se robó fue el amor de mis padres.

Oriente dijo...

Ojo por ojo y diente por diente.
Eso es porque creemos en el libre albedrío.
No pondremos nuestra energía (y sobre todo, nuestros recursos económicos) a trabajar en la rehabilitación, hasta que no comprendamos que el libre albedrío no existe.

Yoel dijo...

No hay mal que por bien no venga. En las cárceles aprenden a ir por más.

Zulma dijo...

Las vueltas que da la vida... Hace años mi marido me secuestró, y ahora yo lo tengo encarcelado.

Ecuador dijo...

Para mí que el principal objetivo de los apoderamientos ilícitos es la venganza. El mecanismo sería este: "tú tienes algo que yo también debería tener y no me lo dejan conseguir, así que te lo quito".

Adrián dijo...

Las personas que no logran reprimir el deseo de robar tienen una enfermedad; son cleptómanas. El tema con los ladrones no es que no puedan reprimirse, ellos no roban sin conocer el motivo (como los cleptómanos); tienen múltiples motivos subjetivos y objetivos para cometer el ilícito, motivos que en la enrme mayoría de los casos NO los justifican.