La pobreza provoca en algunas personas el intenso deseo de terminar con ella. Este deseo es una fuerza que convierte en poderoso al más débil. Cuando la pobreza es satisfactoria, la reacción deseante no se produce.
La «Ley del más fuerte» no está legislada por nadie en particular sino por todos.
Cuando las circunstancias nos obligan a competir con una o más personas, evaluamos cuánta fuerza poseen para prever nuestras posibilidades.
Aunque suena ilógico, la fuerza física no lo es todo. Alguien de gran tamaño y musculatura, puede estar desanimado y ser más débil que otro más pequeño pero muy motivado, más agresivo y combativo.
Un refrán dice brevemente: «Querer es poder».
Una de las interpretaciones posibles es nefasta, capaz de hacer estragos en la economía de cualquiera.
Me refiero a quienes suponen que alcanza con soñar un objetivo con la suficiente nitidez, convicción, intensidad y fe, para que mágicamente surjan de la nada apoyos que nos den la anhelada satisfacción.
Rezar, pedir, hacer promesas, cumplir con todos los ritos religiosos, tener una actitud sumisa, respetuosa, temerosa y hasta adulona con algún personaje supuestamente dotado de poderes sobrenaturales (Dios, santos, vírgenes), serían los recursos con los que cuenta quien interpreta que todos esos actos pasivos son mágicamente capaces de algún logro concreto.
En esta interpretación, «Querer ... » significa soñar, aspirar en abstracto, tener esperanza, confiar, delegar en una fuerza imaginaria.
Sin embargo, si por «Querer ...» entendemos desear, la situación puede cambiar.
Para estos efectos, defino desear como una
— insoportable percepción de carencia,
— dolorosa sensación de vacío,
— irritante percepción de pobreza injustificable, indignante, cuya solución no admite la menor demora.
Entonces redacto el refrán de esta manera:
— «Desear desesperadamente, es poder»;
— «No poder postergar la satisfacción del deseo, es poder»;
— «La pobreza repudiable, es poder».
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10 comentarios:
La causa de los pueblos no admite la menor demora.
La ley del más fuerte, no está legislada, ni está pensada. Es una realidad anterior a cualquier acción o análisis.
No poder postergar la satisfacción del deseo te lleva a la ruina.
Poner fuera de contexto una frase aislada, como hizo López, no sirve a los efectos de pensar lo que se quiere comunicar a través de este artículo.
Seguramente en el deseo está el corazón de todas las motivaciones.
Quien razona a través de un pensamiento mágico tiene respuestas para todo. Es muy probable que incluso no sienta que ha fracasado en el logro de un objetivo. Eso puede interpretarse como una rectificación en el camino, una señal que ayuda a tomar el sendero correcto.
Nunca viví la pobreza extrema por eso me pregunto:
Qué molesta al pobre de su pobreza? Me refiero al pobre que tuvo padres y abuelos pobres (muy pobres) y que no vivió otra realidad.
No es una pregunta retórica. No creo en la respuesta "no le molesta nada, es parte de su identidad". No creo en esa respuesta, pero la verdad es que tampoco sé cuáles son los deseos de esas personas que viven en un mundo distinto al mío.
Primero evaluamos cuanta fuerza tiene el competidor y después decidimos si peleamos; salvo que el deseo (la motivación que puede ser la ira) de pelear vaya directo a los músculos.
Desear no es poder, cuando las situaciones están por encima de nosotros. Esto es clarísimo si pensamos en la muerte o en muchas enfermedades que se nos imponen.
Pensando en la pobreza, el primer paso es poder desear para poder. (me encantan los juegos de palabras, pero es cierto lo que digo)
Rezar es una manera de no bajar los brazos.
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