martes, 8 de marzo de 2011

¿La pobreza existe gracias a Dios?

La prohibición del incesto, la creencia en Dios, el dualismo cartesiano, podrían ser responsables de la pobreza.

Si desde hace milenios no podemos distribuir las riquezas con mayor justicia, es posible suponer que TODO lo que hemos hecho hasta ahora, es culpable (o cómplice por omisión).

Por lo tanto asumo que es una actitud respetable y responsable rever nuestras ideas, principios, creencias, hasta que demuestren su inocencia.

Una de esas ideas grandes e inamovibles como una montaña, es la prohibición del incesto.

Es probablemente el principio de convivencia más parecido a un fantasma terrorífico.

Nadie sabe a ciencia cierta por qué los parientes consanguíneos no pueden tener relaciones sexuales. El tema en sí mismo es un tabú. No sólo sería transgresor esa fornicación sino que este acto de mencionarlo genera un rechazo irracional, fóbico, de espanto.

En segundo lugar, pero muy alejado, con mayor tolerancia, encontramos a millones de personas de incuestionable capacidad mental y cultura, que organizan sus vidas suponiendo que existe un personaje fabuloso, que nos ayuda o nos perjudica según ciertos criterios (dios).

Este segundo lugar incluye la creencia en la inmortalidad, en una vida posterior a la muerte. No todos los creyentes en dios creen en su inmortalidad, pero quienes creen en la inmortalidad necesitan creer en otros mundos gobernados por uno o más dioses.

En tercer lugar encontramos que más de la mitad de los seres humanos creen en el dualismo cartesiano, esto es, que estamos compuestos por la suma de un cuerpo material y un alma, espíritu o psique inmaterial.

Si bien esta suposición es necesaria para quienes creen en una vida post mortem, también la encontramos entre los ateos.

En suma: Si estas grandes ideas han convivido con un mal reparto de la riqueza, es legítimo sospechar de ellas (causa, responsabilidad, culpa).

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8 comentarios:

Ingrid dijo...

Ante todo felicitaciones por el artículo de hoy, me parece sumamente interesante.
La posible relación de estos tres pilares de nuestra cultura, en su vinculación con la pobreza, obliga verdaderamente a pensar. Personalmente no conozco antecedentes de este planteo. No se puede recurrir a ideas de otro para adherir o criticar.
Por el momento lo único que se me ocurre al respecto (porque no son ideas nuevas) es la relación obvia entre las religiones que hacen ocupar a la pobreza material un lugar valorado, virtuoso, y la idea del enriquecimiento como algo pecaminoso. Dentro de este punto, también, la fe en una vida después de la muerte donde reinará el goce y la satisfacción plena, indudablemente opera quitándole fuerza al deseo de buscar satisfacciones en la vida real (o conocida).

Damián dijo...

Separar el cuerpo del espíritu te permite pensar que ambos pueden ir por caminos diferentes; creer por ej, que la mortificación del cuerpo lleva al enriquecimiento del alma.

Hugo dijo...

Puede que el incesto sea una norma contraria a la pobreza. Elegir pareja fuera de la familia implica que se unirán dos patrimonios; de lo contario se dividirían.

Tiago dijo...

Si la culpa viene por omisión, podríamos plantear que la prohibición del incesto conlleva la dificultad de colaborar económicamente con los miembros de la propia familia, una vez que abandonan el hogar.

Alicia dijo...

La prohibición del incesto obliga al ser humano a independizarse, a generar nueva riqueza.

Adémar dijo...

Mientras creamos en la existencia de un dios padre protector, podremos olvidarnos que llegada la adultez debemos asumir el rol de padre de otro ser humano.
Ese hijo librado al amparo de dios, es decir, a su propia suerte desde muy pequeño, corre mayores riesgos de ser pobre.

Sandra39 dijo...

Uno de los principios más respetados a lo largo de milenios por la humanidad, ha sido el de propiedad privada. Parece lógico orientar la culpa de la pobreza, al excesivo reinado de la propiedad privada. Por este motivo, anarquistas y marxistas, buscaron otra forma de organización social.
Pienso que aún no estamos preparados para asumir los desafíos que implican dichas propuestas.

Lautaro dijo...

Estoy de acuerdo con Sandra39. Son más las personas que defienden la propiedad privada, que las que creen en dios.