Cuando nos esforzamos para alcanzar y conservar una vida placentera, también estamos intentando (inconscientemente), recobrar las ventajas de la vida intrauterina.
He mencionado (1) ya la idea de que nuestro deseo nunca se satisface porque está provocado por la intención irrealizable de recuperar el paraíso perdido, esto es, nuestra vida intrauterina y los dieciocho meses posteriores al parto.
Existe la creencia en que la vida dentro de la panza de la madre es muy placentera.
Me animaría a decir que el vocablo «placentero» deriva de «placenta», y si así no fuera, al menos nuestra psiquis está obligada a vincularlos por la innegable similitud fonética que los emparenta.
Las comodidades del útero son perfectas y los hoteles cinco estrellas tratan de ofrecer un confort similar con variado éxito.
Cuentan que las personas que alguna vez tuvieron riqueza y luego la perdieron, se sienten muy mal. Parece obvio que el proceso inverso no es tan desagradable: Las personas que fueron pobres y luego enriquecen, seguramente no padecen demasiado.
Muchas corrientes filosóficas y psicológicas están de acuerdo en que el ser humano trata de repetir las experiencia vividas aunque de una forma metafórica.
Por ejemplo, disfrutar de una hamaca paraguaya tendida entre dos palmeras de una playa tropical es una forma metafórica de la vida intrauterina porque la posición del cuerpo y el confort son similares.
Otra forma metafórica es practicar natación en tanto se parece al colchón de agua que se forma en el útero con el líquido amniótico.
Quizá todos tengamos nuestra forma metafórica personal para revivir aquel estado maravilloso.
La falta de necesidades que pudimos disfrutar mientras todo nos era dado por el cuerpo de nuestra mamá puede ser metaforizado tratando de conseguir los recursos económicos necesarios para que nunca nos falte nada de lo que se puede comprar con dinero.
(1) La insatisfacción vitalicia
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8 comentarios:
Por qué las fuerzas de la naturaleza te tiran al origen?
La solidaridad puede ser un intento metafórico de revivir sensaciones tan placenteras como la de unión, protección, satisfacción, encuentro; aquellas que probablemente vivíamos en los brazos de nuestra madre.
La solidaridad podría ser otro camino (aparte del de la búsqueda de la riqueza) de intentar revivir ese confort.
Yo padecí como nuevo rico, pero enseguida me adapté.
Qué sentirá el feto al crecer tan rápido?
Me dicen con crueldad que soy rastrero, y no saben que en mi vida anterior fui una víbora.
Mi madre se llena la boca diciendo que nunca me faltó nada, y se refiere nada más que a la casa y la comida.
La similitud entre la sonda y el cordón umbilical, no es suficiente como para que me sienta mejor.
Quisiera enriquecerme pero sin tener que subir la larga y agotadora cuesta del ascenso social.
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