lunes, 21 de marzo de 2011

La normalidad teórica (aunque posible)

La pobreza patológica parece hereditaria porque los padres neuróticos, sacrificados, masoquistas, cargados de culpas imaginarias, crían hijos igualmente ineficientes para ganar dinero.

En otro artículo (1).comentaba sobre cómo debería ser una familia normal según el psicoanálisis.

Una de las hipótesis más firmes que explica la pobreza patológica refiere a la inmadurez afectiva (2).

Confieso que me cuesta encontrar argumentos capaces de derrocar mi creencia (hipótesis) en que el infantilismo dificulta fuertemente el desarrollo psicológico necesario para poder ganar dinero en una economía capitalista como la que tenemos.

Según lo expuesto en el referido artículo (1), una familia normal debería contar con unos padres que se deseen tanto entre sí, como para acelerar el desarrollo del pequeño y así poder reencontrarse sexualmente lo antes posible.

El niño de esa familia normal no puede contar con una madre obsesiva, siempre presente, interesada sólo en él, que priorice más su maternidad que su deseo de hacer el amor con el marido.

Por el contrario, el niño de esa familia normal necesita una madre atenta, tranquila, afectuosa, hábil, oportuna, activa, pendiente de sí misma, de su compañero de vida, con deseos de divertirse, de seducir, de mantenerse atractiva, que rechace los infaltables consejos de sacrificio, inmolación, frigidez.

El pequeño debe llegar a la adultez sabiendo que fue concebido por placer, que nadie lo ayudó a crecer con abnegación, esfuerzo o postergaciones personales.

En suma: el adulto de una familia normal según el psicoanálisis, no le debe nada a nadie. Sabe que su existencia ocurrió por placer de los padres y que nadie dejó cosas muy importantes de lado por atenderlo a él.

Según las reflexiones anteriores, un adulto tiene madurez afectiva para ganarse la vida, si no se cree el centro del universo ni acreedor de deudas de gratitud imposibles de pagar.

(1) Freud y Drácula

(2)Voy exactamente para allá

Los enanos gigantes

Dame ahora que algún día te premiaré

Paternalismo para niños eternos

¿Falta mucho?

«E’mío»

Los tiernos diablillos

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12 comentarios:

Mercedes dijo...

Viendo ese bebé tan tierno y hermoso, da mucha pena pensar que algo en la vida pueda malograrlo.

Graciela dijo...

A veces sucede que para cuando nace el niño, los padres ya están desencontrados sexualmente de manera irremisible.

Hugo dijo...

Para encontrar a la madre que necesita el niño de la familia normal, habría que contratar una empresa de selección de personal.

Elena dijo...

Por suerte el adulto de una familia anormal, en algunos casos puede, con mucho trabajo, convertirse en un ser saludable. No, doc?

Ariana dijo...

Es muy probable que la madre, cuando se sacrifica y posterga poniendo como motivo a los hijos, luego busque una manera sutil (inconscientemente) de vengarse de ellos.

Néstor dijo...

Mi familia fue bastante normal, pero resulta que cuando mi padre murió nos enteramos que le debía a todo el mundo.

Sebastián dijo...

Deseo mucho a mi esposa, pero no puedo desatender otros asuntos, me entiende?. Estoy agotado.

Matilda dijo...

Reencontrarnos después de que crezca Martín? Imposible. En todo caso intentaríamos encontrarnos.

Magdalena dijo...

Mis hijos son lo primero, lo segundo y lo tercero.

Filisbino dijo...

Así te va a ir Magdalena, vas a llorar haciéndole honor a tu nombre.

Gabriela dijo...

Una persona infantil no se cuestiona y acepta las cosas como vienen. Eso sirve bastante para hacer dinero en una economía capitalista.

Guillermo dijo...

Mi mujer no entiende la diferencia entre estar atenta y estar obsesionada.