Quienes no trabajan y viven a costa de quienes sí lo hacen, cumplen una función imprescindible.
Nuestro colectivo tiene un cuerpo y un funcionamiento. En muchos aspectos se parece a un cuerpo humano.
En uno de los aspectos que no se parece, es en la forma.
Efectivamente, el conjunto de personas que vivimos en esta ciudad, país, continente o planeta, no tenemos forma humana, pero algunos funcionamientos sociales, se parecen a cómo funciona el cuerpo de cualquiera de nosotros.
Es obligatorio aclarar esto.
Por ejemplo: nuestro cuerpo tiene la función digestiva gracias a la cual recuperamos algunas energías de las que gastamos para vivir (trabajar, hacer el amor, divertirnos).
Esa función digestiva tiene órganos y funciones especializados: la boca mastica, el estómago transforma los alimentos en otras sustancias y el intestino evacúa los excedentes innecesarios.
Más simplificado: imposible.
¿Podríamos decir que alguno de esos órganos es más importante que el otro? No, no podríamos: todos son imprescindibles y complementarios.
Ahora observemos las semejanzas con nuestra organización social.
Nuestra sociedad tiene gente trabajando en:
— la obtención de insumos primarios: agricultura, ganadería, industrias extractivas (comparables a la boca de un individuo);
— el procesamiento de esos insumos, para fabricar alimentos, combustibles, máquinas (comparables al estómago de un individuo); y
— la eliminación de los residuos industriales y hogareños: recolectores de basura, procesadores de chatarra, reciclaje de papeles, eliminación de excrementos fecales (comparables al intestino de un individuo).
¿Podríamos decir que alguno de esas tareas es más importante que las otras? No, no podríamos: todas son imprescindibles y complementarias.
Con estas ideas presentes, les comento la siguiente
Hipótesis: las personas desocupadas por falta de trabajo, discapacidad o que se niegan a trabajar, sólo consumen (reciben subsidios, piden limosna, roban), desempeñando una función evacuativa, similar a la intestinal, no menos importante, imprescindible y complementaria.
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8 comentarios:
A los fines pedagógicos podría ser útil comparar las funciones del aparato digestivo con los distintos sectores de la producción, pero la valoración que ud hace de las personas desocupadas me parece delirante; y le pido disculpas por la dureza de mis palabras.
Los que no tienen trabajo, los discapacitados, los que no quieren trabajar y los que roban, son una carga a la vez que una responsabilidad para la sociedad. No son imprescindibles, si no existieran sería mucho mejor. Sobre todo porque estamos hablando de un sector de personas sufrientes, en su enorme mayoría.
Qué beneficios aportan a la sociedad las personas que no trabajan?
(aclaro que no incluyo aquí a las amas de casa, porque ellas trabajan, son imprescindibles, aportan a la sociedad y no cobran nada)
El sistema capitalista necesita del consumo. Es impensable sin un consumo sostenido y creciente. Las personas que consumen muy poco, por estar subsidiadas o porque en realidad no cuentan como consumidores ya que consumen lo que otro compró (y nada nos asegura que en todas las ocasiones la víctima del robo reponga la mercadería robada), sirven de muy poco al sistema.
Los recolectores de basura y de materiales para reciclar, deberían ganar mucho más dinero; ellos realizan tareas de primera necesidad.
El comentario de Mabel me lleva a pensar si los salarios deben estar de acuerdo a la importancia de la función social que cumplen o en relación a la oferta y la demanda, o por valor agregado de lo producido, o la cantidad de horas de trabajo humanas implicadas en su producción, o en los beneficios secundarios que se originan a tavés de su trabajo, como en el caso de los futbolistas, o por la alta especialización requerida, etc. Se me deben de escapar un montón de criterios para evaluar el valor monetario del trabajo. Pienso que se utiliza más de un criterio para evaluar como compenzar económicamente cada ocupación.
No entiendo por qué las personas desocupadas cumplen una función evacuativa.
Yo me anoto para procesar los insumos primarios.
Los que cumplen una función evacuativa -muy dolorosa- son los extranjeros que se llevan nuestra riqueza a cambio de limosna para nuestra gente.
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