La mayoría de los «opinadores» en temas psicológicos dicen que tenemos dos instintos principales: el de auto-conservación y el de reproducción (sexual). Una minoría agrega un tercer instinto que es el de poder (o apoderamiento).
Este último —del que se ha hablado menos—, se manifiesta por la fuerza que aplica el ser humano para cancelar sus necesidades, tratando de apropiarse de los objetos y personas que lo rodean.
Quienes agregan este tercer instinto se fundamentan en la visible actitud de los niños de llevarse cosas a la boca, de tomar entre sus manos, de mirar con avidez aquello que les llama la atención y que suponemos que desearían poseer. En la adultez se profundiza esta intención aunque se somete a las reglas de convivencia.
Claro que estos (supuestos) tres instintos después entran en conflicto con los mismos tres instintos de los demás. Acá surge la competencia y no todos logran satisfacer su instinto de poder (o apoderamiento).
Si fuera cierta esta suposición de los tres instintos, podríamos observar que en esa competencia de todos contra todos para ver quién logra satisfacer mejor sus instintos, observamos que la represión social se ejerce en el siguiente orden:
1º) El instinto más fuertemente reprimido es el de poder o apoderamiento. Una prueba de ellos es que son muy pocos los que toman decisiones y son pocos los ricos;
2º) El segundo instinto más reprimido es el sexual. Por algún motivo la mayoría de las colectividades condenan el deseo sexual e imponen severas normas morales. Se prohíbe terminantemente el incesto y a la sexualidad fuera de una pareja monogámica se la considera inconveniente;
3º) Felizmente, el tercer instinto, el de auto-conservación, está siendo bien tolerado y nuestras colectividades no han decidido restringirlo.
Observen cómo el instinto 1º) más fuertemente reprimido puede ser una causa más (no la única) de nuestra pobreza.
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20 comentarios:
Parece que estuviera justificando a los ladrones.
La cultura es como usted dijo hace poco: Un recinto carcelario, con algunas comodidades, pero los gobernantes son en realidad carceleros.
La arquitectura contemporánea se ha visto enriquecida por dispositivos de seguridad contra hurtos, vandalismo, secuestros, copamientos. "Hombre: lobo del hombre." ¡Qué gran verdad!
Ahora me doy cuenta que cuando protestaba por las excesivas limitaciones morales a mi apetito sexual, me estaba olvidando de la represión del progreso material.
Antes fue Gengis Kan y ahora son los capitalistas. Nada ha cambiado. Todo se transforma.
Entonces, para evitar la pobreza, es necesario evitar las leyes que nos obligan a ser pobres.
Sigo pensando que la riqueza va unida a la fuerza y que la pobreza va unida a la debilidad. Hoy en día una y otra son más que nada fortaleza o debilidad psíquica.
Estoy de acuerdo con Silvano pero agrego, que no es la fuerza o debilidad psiquícas exactamente sino que las inhibiciones sean las mínimas, porque el 99% de la gente tiene la dotación normal de fuerza.
Yo estoy conforme xq lo único que quiero es que me dejen vivir y q no me molesten.
¡Qué poquito dura la felicidad del triunfo! Me recibí de una larga carrera universitaria y ayer hicimos una pequeña fiesta para festejar. Estuve muy feliz pero hoy ya estoy pensando "y después qué?!
¿Por qué dice "opinadores" que parece un término tan despectivo? No respeta a sus propios colegas? Se cree superior a ellos. Tenía para optar "pensadores", "científicos", "colegas".
Cuantos más artículos leo sobre la pobreza patológica, menos entiendo el porqué de las diferencias socio-económicas.
Me gustaría saber por dónde encuentra escape el instinto de poder que se reprime.
Digo yo, habrán suficientes cosas aquí, como para que nos apoderemos todos un poquito.
Vió, es lo que yo digo. Al final la única libertad que tenemos es la de terminar con nuestra propia vida.
No tome como sinónimos instinto de poder e instinto de apoderamiento.
Estoy de acuerdo con el Secco. El poder produce y el apoderamiento por el contrario reduce lo que vos tenés, a no ser que el que se ande apoderando de todo por ahí sea uno mismo y entonces se convierte en delincuente.
O sea que: no conviene ser ladrón o ser rico, no conviene desbordar hormonas y si convendría morirse cuando uno ya se vuelva demasiado molesto para los que le rodean.
Digo, en caso de que uno no quiera que lo estén reprimiendo.
Es bueno ser conciente de que el instinto de poder se reprime, para no reprimirlo cuando no es necesario. Es beneficioso utilizar la fuerza del poder para crear. Todos tenemos derecho a hacer uso de nuestro poder. No nos invalidemos por temor.
Estoy completamente de acuerdo con Víctor: todos tenemos una mente increíblemente creadora, si nos importa verdaderamente utilizarla en nuestro propio beneficio, investigaremos cómo manejar la técnica para, con perseverancia, lograr nuestros objetivos materiales y sentimentales. Todo es posible, somos un pequeño Dios en potencia.
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