lunes, 30 de marzo de 2009

Pobreza epidémica

Es clásica la imagen del burro y la zanahoria para representar el esfuerzo constante por dar satisfacción a nuestros deseos y necesidades.

De una vara atada al lomo del burro cuelga una sabrosa zanahoria que el animalito procura alcanzar infructuosamente porque él mismo la aleja cada vez que avanza hacia ella.

En el artículo publicado el sábado pasado con el título El dinero o la vida digo que es probable que la riqueza más importante no sea la del dinero sino de vitalidad.

Ahora le pido que se ponga por un momento en el lugar del burrito.

Si este burrito es voraz, desplegará mucha energía tratando de alcanzar su zanahoria pero indirectamente estará siendo muy productivo si su movimiento es inteligentemente aprovechado.

Si el burrito fuera inapetente, NO desplegará mucha energía tratando de alcanzar la zanahoria e indirectamente no será productivo por su falta de movimiento.

Ahora volvamos a la realidad: La actividad depende en gran medida del aliento que recibamos de quienes nos rodean. Si estos nos critican por nuestro afán de logro, por nuestro deseo de ser productivos, por nuestra ambición de progresar, la pobreza será inevitable.

Este fenómeno social (los pobres se desalientan mutuamente) me permite suponer que la pobreza patológica es contagiosa.

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22 comentarios:

Benjamín Correa dijo...

Según la mujer que más quiero yo no soy indiferente sino que vivo repitiendo que las cosas no me interesan por pura costumbre. El hecho es que lo digo y lo siento.

Julia Coiro dijo...

Este artículo no deja de ser una deducción de su invento sobre la posible patología de la pobreza.
Me parece que arranca mal. Enfermedad es otra cosa.

Lamberto dijo...

Para trabajar con denuedo hay que estar medio loco, igual que El Quijote. Hay que tener una pasión extraviada. Pelearse contra el sistema es igual a pelearse contra los molinos de viento. El sistema quiere que yo sea pobre y rebelarme sería agravar mi problema.

Mabel Laborde dijo...

La época en la que fui más próspera fue cuando integré un grupo de estudio en facultad. Las otras compañeras sí que tenían ganas de ir a más.

Todas íbamos a gimnasia, masajes, buscábamos a los mejores chicos para salir, nos matábamos por tener los mejores resultados académicos. Fue cambiar de ciudad y de grupo, y me vine abajo.

Olavo Penco dijo...

El mundo está viviendo ahora una crisis económica, y muchos ya dicen que más que nada es por contagio psicológico.

Parece que el licenciado opina algo de eso.

Patricia Grauert dijo...

La oferta y la demanda depende de corrientes misteriosas. Es imposible saber cuándo algo será exitoso o un fracaso.

Laura Fontes dijo...

Tener o no ganas de luchar no depende de uno ni de los que a uno lo rodean. Es algo que nos sale de adentro y que no podemos controlar. La depresión o el entusiasmo son como el clima: A veces hay sol y otras veces llueve.

Tribi dijo...

Yo era el típico boludo hasta que mi compa quedó y ahí muté. Hoy me mato buscando la tela.

Dicky dijo...

La suerte es como la mugre: está x todos los lados. A veces se nos presenta la única oportunidad de nuestra vida justo cuando nosotros estábamos mirando para el lado opuesto.

Rolando dijo...

Conseguí mi trabajo ideal. Circulo por las calles sólo de noche y duermo todo el día. De la pobreza sólo veo siluetas que hasta podrían ser ricos disfrazados.

Puig dijo...

Cuidado mi querido, mira que también hay una riqueza patológica y contagiosa. No te encandiles mi bien.

Roque dijo...

Mi sueño desde que era chico es el poder caminar por una calle muy transitada con los ojos cerrados y que los autos me esquiven o me frenen cerquita.

Como esto me llevaría a la muerte, lo que hice fue convertirme en pobre entonces puedo andar con los ojos cerrados entre los inspectores de las recaudadores que ni me tocan.

Esteban Mancusso dijo...

Que la salud es más importante que el dinero, pues no lo dude contador. Acabo de terminar un largo proceso de recuperación y ahora tengo bien claras las prioridades de cualquier persona. Hay que tener el dinero necesario para poder cuidarse la salud.

Lorenzo dijo...

Todos los males son contagiosos, también los que transmiten algunas personas.

Nilda Caléndula dijo...

¿Que te critiquen porque quieras progesar? ¡Eso no existe!

Hugo Shepard dijo...

Nilda se equivoca. Un buen sector de fieles católicos alientan la pobreza y condenan la ambición.

Agustina dijo...

Lo del burro y la zanahoria es pura leyenda ¡los burros no son tan burros!

Calisto dijo...

Mi mujer es un saco de nervios, un movimiento constante, un volcán en erupción que escupe y quema a todo el mundo. Deberé enseñarle un uso inteligente de la energía.

Magalí dijo...

La clave está en hacer cosas, no quedarse quieto, buscar asumiendo que serán necesarios muchos intentos infructuosos antes de alcanzar un buen resultado.

Yolanda Varón dijo...

Estoy de acuerdo con su planteo y creo que lo más contagioso es el descreimiento. Eso es por la falta de modelos en el entorno cercano.

enamorada dijo...

Mateo es un burrito voraz!!

Muertevideano dijo...

Los ignorantes y/o irrespetuosos del otro se desalientan mutuamente diría yo...