Un comerciante justifica su ganancia comprando lo que no necesita contando con que podrá vendérselo más caro a quien lo necesita.
En otro artículo (1) les
comentaba que, desde cierto punto de vista, los productores que venden sus
productos, lo que en realidad hacen es quitarse de encima algo que no quieren,
que les está molestando, pues venden la producción que no consumen. En vez de
tirarla o dejarla en la tierra para que la abone, la llevan a un lugar donde
aparecen personas llamativamente
interesadas en querer eso que él des-precia.
Dentro del mismo artículo les
decía además que ese des-precio no es tal porque la mercadería inútil es
canjeada por billetes que, en primera instancia tampoco le da utilidad alguna,
pero que, en algún momento puede permutarlo por algún bien que le sea realmente
útil.
En suma, por esas cosas raras
que tiene la conducta humana, alguien canjea algo que le resulta inútil,
(exceso de producción), por algo que tampoco es útil (el dinero), pero que sin
embargo puede ser permutado por algo que sí le sirva.
Con un razonamiento similar
podríamos hablar ahora de qué hacen los comerciantes que se dedican a comprar y a vender mercaderías
(intermediarios, acopiadores, distribuidores).
Los comerciantes canjean
dinero inútil por mercaderías que no utilizarán, para más tarde canjearla por
mayor cantidad de dinero inútil del que habían entregado antes.
Si hablo dentro de esta
ilógica, digo que un comerciante compra porquerías
inútiles para luego vendérselas a otros que las valoran más que él. Es como
un recolector de residuos que cuenta con que otros son capaces de valorar más
que él esos residuos. Por eso compra a 10 y vende a 15.
Como vemos este basurero opta por comprar lo que no
quiere y, por este sacrificio, merecidamente se gana 5.
(Este es el Artículo Nº 1.839)
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5 comentarios:
En ocasiones el comercio puede entenderse como un doble juego de desprecios: desprecio del que vende porque pierde lo vendido, y desprecio del que compra porque en muchas ocasiones no necesita lo que ha comprado.
Cuando encuentro a alguien interesado en algo que yo desprecio, me parece natural: lo que a mí me sobra a otro le falta.
En realidad no desprecio lo que vendo, porque lo que vendo tiene precio.
El dinero no es útil hasta que cambia de mano. Para que el dinero adquiera valor es fundamental el intercambio.
Los únicos que le dan utilidad al dinero por si mismo son los avaros.
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